Opinión

“Nos rodea la mierda” (3ª parte)

Al igual que en la Guerra de las Galaxias, otro nuevo capítulo, teniendo como tema principal, la depuradora de Villena se esta rodando. Esta nueva entrega completa, de momento, esta particular “trilogía” que comenzamos con “La Acequia del Rey se muere”.
Nadie se imaginaba, cuando se construyó la estación depuradora de Villena, que no iba a servir para nada. Años después estamos comprobándolo, desgraciadamente, pues si el agua –ese bien tan preciado en la actualidad–, que llega hasta las balsas existentes en Los Cabezos, no se depura, ¿para qué queremos esa depuradora? Actualmente, el agua que consigue llegar, se está vertiendo en la Acequia del Rey, como decíamos en la primera entrega. El viernes pasado, en el segundo capítulo de esta historia, comprobábamos como parte de ese agua que tiene como destino final las balsas purificadoras, por decantación del H2O residual, perdía su camino, al encontrar un obstáculo en el paraje de Las Fuentes, en ese colector que permite comprobar el aroma de este agua, eso sí, sin depurar todavía.

Hoy es sábado 29 de julio de 2006, y son las 17:50 horas, cuando me siento delante de este teclado para contarles la tercera entrega de este culebrón al que le hemos dado como nombre genérico “Nos rodea la mierda”. Esta mañana, hablando con unos amigos, me comentaban que al pasar por el camino San Juan (dirección hacia Las Virtudes), habían sentido en sus pituitarias un olor similar al que se puede sentir, en la depuradora. Me insistían “sí, Pepe, junto a las pistas que tienen Las Paulas, al lado de la Casa Mecánica”. Desgraciadamente -porque he ido después de almorzar- he podido comprobar la razón que tenían mis amigos, ¡qué peste!... ¿cómo pueden vivir los vecinos de aquella zona?

Rápidamente he intentado saber el porqué del vertido de estas aguas “aromatizadas” en la acequia allí existente. Al parecer, el colector que recibe las aguas fecales de la ciudad no impulsa este agua hasta la depuradora, porque se han oxidado las juntas de la cañería preparada para este uso, y se ha estropeado; pero el arreglo es muy difícil de realizar, y posiblemente, se tenga que construir otra canalización hasta la depuradora. El problema es grave, primero por “la pasta” que esta nueva conducción vale y, segundo, porque si no se soluciona el problema, los vecinos tendrán que seguir soportando esa “suave fragancia” que les llega a sus casas. ¿Encontrar la solución? No sé si corresponderá al concejal de Medio Ambiente, al concejal de Sanidad, al concejal de Obras, al concejal de Agua o a la Confederación Hidrográfica del Júcar, pero mucho me temo que este agua tenga las características de la que se aprobó comprar en el último y controvertido pleno municipal.

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