Rápido (concurso de relatos breves San Valentín 2014)
Pilar comenzaba un nuevo año y se había propuesto un propósito. Ella no era de las que cada enero hacía la misma promesa, pero este año era diferente. No tenía ninguna razón, no obstante era una especie de obsesión, y esa obsesión no era otra que la de enamorarse con el reto de hacerlo antes del día de San Valentín.
Ya no era que todas sus amigas de la infancia se hubieran casado, o por la presión de su madre, a ella todo eso no le importaba, incluso detestaba pensar eso como en una meta. Conocía a muchos hombres, candidatos no le faltaban, pero ninguno le clavaba la flecha en el corazón. Navegando por Facebook y gracias a que Google a veces nos lee el pensamiento, vio un anuncio para conocer a gente nueva mediante citas rápidas y viendo que ya llegaba febrero, aunque muy reticente decidió apuntarse. Así que ese mismo fin de semana y sin contárselo a nadie, iría a probar suerte.
Allí estaba ella, en una situación que de haber existido hace una década la habría calificado como patética. Sí, por aquel entonces, cuando el chico perfecto a ella le parecía poca cosa, pero ahora estaba en ese cutre hotel de Benidorm, donde empezaría la reunión de singles. Los más animados ya estaban hablando, contándose lo maravillosos que eran, alguno incluso ya había cogido confianza más de la cuenta. En la barra algunos calentaban con copazos de gin tonic, inexplicablemente en dos grupos separados por sexos. Había gente de todo tipo, incluso más guapos de lo que Pilar se había imaginado, aunque también más inseguros; simplemente gente que no le habían enseñado, o no habían aprendido a ligar.
Ante tal panorama decidió irse a su habitación, aunque al girarse y sin tiempo de reacción, un chico le preguntó si se sentaba con él. Sin saber muy bien el por qué, y ya que estaba allí aceptó mientras presionaba el cronómetro, que empezaba la cuenta atrás desde los 3 minutos. Le dijo la verdad:
-Simplemente me propuse celebrar San Valentín enamorada, no es porque sea una fecha importante para mí, lo de los santos no es que me importe mucho.
Se nota porque en realidad en el calendario litúrgico lo eliminaron en el 69 decía él mientras le guiñaba un ojo-.
¡A que te mato! -pensó ella- e intercambiaron unas palabras hasta que acabaron los 3 minutos y se despidieron.
Tras esa mini cita lo único que le apetecía era largarse de allí, y eso fue lo que hizo. Se tumbó en la cama y empezó a pensar lo absurdo que había sido ir hasta ese lugar, pero al mismo tiempo no podía dejar de pensar en ese chico, de las cuatro tonterías que habían hablado, quería saber más de él realmente, así que lo que hizo fue salir de su habitación e ir a buscarlo mientras bajaba por las escaleras, se dio cuenta que el amor no solo era la guinda del pastel, sino que, era la tarta entera; físicamente no le atraía especialmente, tampoco su sentido del humor, ni sus hobbies pero definitivamente Pilar se había enamorado.