El cuadro de la Abuela. Un patrimonio con sentimiento
En ocasiones, casi sin quererlo, descubres de primera mano historias entrañables llenas de sentimiento y emoción, donde se aprecia ese gran cariño que se siente hacia nuestra Patrona. Esto ha sucedido, por ejemplo, al iniciar la restauración de un cuadro situado en la sacristía del Santuario, una obra que hemos querido llamar El cuadro de la Abuela.
Se trata de un lienzo denominado del calvario, obras comunes hace tiempo, que surgieron a raíz de la costumbre de tener durante un tiempo tallas de la Virgen en casas particulares. Posteriormente, y con carácter permanente, se representaron este tipo de obras. En Villena se han encontrado hasta tres lienzos de características similares, con rostrillo, corona imperial, joyas, tonalidades similares en el manto y siempre, teniendo al niño sobre la derecha de la Virgen. Indagando en el estudio de esta obra, destaca su coloración e imprimación en color almagra, matiz que permite acercarnos a acotar la obra entre los siglos XVII y XVIII.
En cuanto a su estado de conservación, posee algún que otro roto y golpes, desgastes en el soporte, oxidación en el barniz original y repintes en la superficie que ocultan colores originales.
Pero si el proceso de restauración por parte de Virtu Rosillo, nos aporta interesantes datos, no es lo menos su biografía. Una historia facilitada por los descendientes de la familia donante, Carlos Hernández, al cual agradecemos su colaboración. Un relato entrañablemente familiar, lleno de sentimientos.
Dicho cuadro, denominado por la familia El Cuadro de la Abuela, pertenecía a la bisabuela desde tiempos que ella no recordaba, Catalina Hernández García (Monjera de apodo Villena, 1905-1990), y fue donado al Santuario tras la guerra civil. Terminada la contienda y teniendo el padre de Carlos apenas nueve años, Jerónimo Hernández Hernández, (El de Geysa Villena, 1930-2010), su abuelo Jerónimo Hernández Hernández (El Culón Villena, 1903-1991), fue condenado a 12 años de prisión por auxilio a la rebelión, encarcelado en Alicante y Cartagena. Sin duda, su devoción a la Morenica le permitió obtener fuerzas de flaqueza, evitando aquello que parecía inevitable, e incluso abandonando la prisión antes de finalizar la condena.
Tan pronto como fue liberado, Catalina y Jerónimo dieron cumplimiento a una promesa que hicieron durante el cautiverio. Si Jerónimo salía ileso de prisión, en agradecimiento, donarían al Santuario el más preciado de los bienes familiares, El cuadro de la abuela.
Y así lo hicieron una mañana de 1941. Jerónimo, con el cuadro atado a su espalda, junto a Catalina, sus hijos, su tía Soledad y acompañados por sus primos, Lorenzo, Anita y Toni, peregrinaron hacia al Santuario por la antigua vía del Chicharra, para cumplir su promesa. El lienzo estuvo colgado muchos años en la pared de la escalera que subía al claustro del Santuario, hasta que pasó a la sacristía.
Sus familiares todavía recuerdan con nostalgia el relato que tantas veces les contaron sus abuelos. Una historia llena de pequeños detalles y matices, narrada desde el corazón y la devoción hacia nuestra Morenica. Un cuadro que evoca y recuerda vicisitudes familiares que se perpetúan en la memoria.
Por ello, junto a los mantos del Sol, Indias y antiguo estandarte, recientemente restaurados y auténticos tesoros textiles del ajuar de la Virgen de la Virtudes, se expondrá, aunque esté parcialmente restaurada, esta obra pictórica. La restauradora local Virtu Rosillo, en colaboración con el museo arqueológico José Mª Soler, está realizando un minucioso trabajo, que se podrá ver junto a las piezas textiles en el salón de plenos de nuestra ciudad.
Con estas restauraciones, se pretende adecuar estas obras para poder seguir disfrutándolas adecuadamente. Poner en valor nuestro patrimonio es conocer y conservar parte de nuestra historia, cultural, social y siempre llena de matices.