Kiko y Angélica (Este relato, por increíble que parezca, tiene mucho de real) (Concurso de Relatos Breves San Valentín 2013)
Kiko sentía una gran pasión por el mundo de la informática; invertía todo su tiempo libre en la búsqueda de nuevos programas y aplicaciones que mejorasen las prestaciones de su equipo. Internet suponía una fuente casi inagotable de posibilidades y él lo sabía bien.
Un día del mes de septiembre comprobó, sorprendido, que a su cuenta de correo electrónico había llegado un extraño mensaje, una historia de corte erótico, proveniente de una igualmente extraña remitente, Angélika. Su curiosidad pudo más que su cautela y abrió el mensaje. Comenzó a leerlo y a medida que avanzaba en la lectura, su cuerpo comenzaba a excitarse; era una historia muy, muy caliente
Kiko se fue a la cama con el recuerdo de ese relato presente en su cabeza. En unos instantes estaba dormido y un sueño comenzaba a tomar forma en su subconsciente. En su habitación aparecieron de repente tres hermosas mujeres completamente desnudas y dispuestas a complacerle en todos sus deseos más íntimos. Una rubia de pechos turgentes comenzó a acariciarlo y Kiko se dejó dominar, mientras las otras dos jóvenes besaban y toqueteaban todo su cuerpo. Una ola de placer le invadió y tras el orgasmo, cerró los ojos y se relajó, saboreando los momentos recién vividos.
Pasados unos días, un nuevo mensaje de Angélika llegó al correo de Kiko, con una historia similar a la anterior. El joven comenzaba a sentir curiosidad por la identidad de aquella misteriosa mujer que le enviaba e-mails capaces de transportarlo por unos momentos a otra dimensión, a un mundo de placer y de gozo. ¿De qué manera podría conocer a esa tal Angélika? ¿Realmente sería una mujer o algún amigo estaría gastándole una broma de insospechado final? Fuese quien fuese, estaba empezando a introducirse cada vez más en su vida
Aquella noche hacía frío, Kiko apagó la luz y trató de dormirse, un poco desazonado, ya que habían transcurrido varios días sin recibir ningún mensaje de su misteriosa amiga.
El frío era intenso y no conseguía conciliar el sueño. De repente, sin saber cómo, sintió que alguien se introducía en su cama y una voz de mujer susurró a su oído: Sshhh, relájate, soy yo . Kiko se sentía aturdido, sin saber qué es lo que estaba pasando, pero se dejó llevar por la situación.
Ella comenzó a besarle muy suavemente, acariciando sus mejillas, sus labios, sus ojos, rozando con la yema de los dedos su espalda, consiguiendo arrancarle suspiros de placer. Angélika comenzó a bajar por su cuello, lentamente, haciendo que Kiko se estremeciese de placer y un gemido brotó desde lo más profundo de su cuerpo.
Era lo que él siempre había deseado. El momento del clímax fue brutal y la consiguiente sensación de relajación se vio aumentada cuando Angélika comenzó a masajear su espalda, poco a poco, sin prisas, haciendo que su cuerpo se calmase totalmente.
A las siete y media de la mañana sonó el despertador y Kiko se despertó con una amplia sonrisa en los labios; había tenido un sueño estupendo y se sentía especialmente bien esa mañana. Al incorporarse en la cama, tocó algo que le impresionó, había algo o alguien a su lado Un poco receloso, encendió la luz y comprobó sorprendido que junto a él dormía una joven desnuda En nada se parecía a esas despampanantes mujeres con las que muchas veces había soñado, pero le resultó atractiva
¿Quién eres, qué haces aquí? le preguntó sin acabar de entender lo que estaba pasando.
Soy yo, cariño, Angélika. El único recurso que tenía para llegar a ti eran mis mensajes a través de internet, sabía que era la mejor manera de acercarme y entrar en tu vida. ¿Me dejas que me quede, para quererte y hacerte feliz el resto de tus días?
Ehh
sí, claro, yo
Angélika se incorporó y se fundieron en un apasionado abrazo. Mientras se besaban, Kiko pensó: Yo tenía razón, los sueños pueden hacerse realidad y el mío por fin ha llegado
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