Moros y Cristianos para ignorantes forasteros (II de IV)*
Difícilmente Uds., ignorantes forasteros, tendrán la oportunidad de pasar en Villena todo un verano para apreciar la lenta maceración de los 5 días oficiales de la FMC, pero un servidor si tuvo ese revelador privilegio en 2008, y pudo comprobar la intrincada y voluminosa intendencia (hay que añadir que la suma de los numerosos y pintorescos organismos festeros de todas las poblaciones que celebran la FMC daría como resultado un organigrama tan enrevesado y fascinante como el de un gobierno en la sombra, y seguramente más influyente en las mentes de sus vasallos) de lo que podríamos llamar la turbadora prefiesta:
Catorce cardiomaníacas presentaciones de cargos y representantes, una por cada comparsa participante; cardiomaníacas presentaciones de la Reina Infantil y Reina Mayor de la FMC; pasacalles; conciertos de pasodobles; concursos gastronómicos; una romería para traer a la ciudad la imagen de la Virgen de las Virtudes, patrona de la ciudad (más conocida por los lugareños como La Morenica. Esto me sorprendió, ya que el fervor de la población hacia su patrona es tan vasto y tan celoso, que me resultaba difícil entender cómo alguien en algún momento se atrevió a ponerle un mote a la mismísima patrona -un mote, por otro lado, que tiempo atrás, cuando debió ocurrir y conociendo la compleja sensibilidad racial de los lugareños, ningún padre habría consentido que nadie le pusiera a una hija suya-, y no solo no fue sometido a torturas espantosas antes de ser desmembrado y exhibido a lo largo de las calles de la villa, sino que el resto de los lugareños lo asumió con jubilosa familiaridad. Evidentemente, o se le ocurrió a alguien a quien nadie se atrevía a contrariar, o lo que ocurrió fue sencillamente una paradigmático alcance masivo). Pero de todos los actos que contemplé me conmovieron especialmente las cardiomaníacas presentaciones de cargos y representantes. De cada una de ellas me sorprendió la cándida franqueza por conseguir, con sus limitados medios, ser la más emotiva de la historia de la FMC. Si entendemos que los lugareños van a estos actos con el corazón en la mano, basta que, como ocurrió en la de la Reina Mayor, el padre de la homenajeada cantara sentidamente una canción de Julio Iglesias como si de un peculiar Operación Triunfo se tratara, para que todos los presentes sintieran esa punzada trascendente que rara vez la historia se digna en dar a un humilde humano. Preguntados los lugareños por lo que acababan de contemplar respondieron a) esto es lo más grande, b) no puede explicarse con palabras, y c)
(el lugareño no pudo responder por estar peligrosamente emocionado para su salud). Hay que decir que los lugareños son gente abierta, sociable, y como ya dije, menos tendente a la reflexión que a los sentimientos. Gente quizá algo estricta con las ideas u opiniones que no coinciden con las suyas, pero efusivamente amigables si les das las razón. De modo que si tienen la suerte de ir a Villena en FMC, díganles que son lo más grande que han visto jamás, y les harán infinitamente felices; mentirijillas a cambio de felicidad nunca pueden considerarse pecado.
*(La siguiente crónica fue publicada originalmente en la revista sueca La Escapada Terapéutica)