Estación de Cercanías

“Pa” después de fiestas

Son muchos los que opinan que el dicho estrella en Villena es aquel de “día cuatro que fuera y lo pasao, pasao”, pero me voy a permitir la licencia de ponerlo en duda. Bien es cierto que durante años los vecinos de esta ciudad, para referirse a un “olvida las penas por unos días” o simplemente para dar carpetazo a un asunto no de muy buen gusto, la han utilizado frecuentemente, pero en estos días en que el dialecto típico de nuestro pueblo está llamado a desaparecer creo que la frase que encabeza esta semanal columna ha ganado la batalla.
¿Cuántas veces hemos escuchado esta cantinela durante la pasada semana? Estoy segura que en mas de una ocasión, sin contar las que nos quedan hasta que el cuatro de septiembre se haga presente, porque el referir esta frase para aplazar temas laborales o burocráticos, cuestiones médicas ordinarias, inicios de proyectos, gestiones pendientes e incluso propósitos de enmienda a modo de nuevo año, es costumbre tan arraigada como la fiesta en sí.

Todo lo aplazable está sujeto sin remisión al “pa” después de…; porque hasta el mismo momento en el que las fiestas 2007 sean historia, y el colegio vuelva a recoger a nuestros hijos para alivio de todos, ellos incluidos, y el “fresquico” se convierta en frío, y el sol se apague a las seis de la tarde dejando a oscuras las terrazas de verano y el alegre ambiente de la estación estival, todo queda en suspenso, latente, impasse que dará comienzo a un cercano otoño que se avecina movidito e interesante en muchos aspectos. Con la vuelta a las aulas espero poder recuperar el debate sobre la nueva asignatura de educar para la ciudadanía, pero retomarlo con un dialogo serio y coherente, alejado de las apocalípticas declaraciones de obispos confusos que piensa que todavía el miedo a un mal imaginario y de otro mundo puede aterrorizar a los creyentes.

Y por fin, cuando la pólvora de arcabuces y fuegos de artificio deje de sonar, podrán empezar a tronar otros disparos, pues llegaran a su término los 100 días de cortesía que se conceden a todos aquellos que tras los resultados electorales nos gobiernan, o son parte de la oposición, y sé de buena tinta que sonarán los disparos, pues no faltan ganas y la contención está rozando el desbordamiento tras el soporífero verano al que hemos sido sometidos todos y todas aquellas que intentamos que nuestra opinión sea motivo de diálogo y mejora.

Yo por mi parte intentaré conocer, para poder compartir con ustedes, qué va a pasar con el Consejo Municipal de la Mujer, cómo lo van a encaminar, quiénes lo van a controlar, confiando en encontrarlo con un nuevo rumbo, con aires nuevos, con caras renovadas, nuevas ideas y otro concepto del vigente ahora sobre la mujer.

Y levantaré el luto que le he guardado a la oposición que salió de las urnas el pasado mayo, un tránsito de duelo que mucho me temo no han utilizado como es debido para reflexionar, sacudirse el pesar de los primeros momentos y dirigir la vista a contemplar la paja en ojo propio y no en el ajeno, con el error inmenso y las malas consecuencias de frustración en los votantes o simpatizantes que esta actitud trae adherida.

Lo único que realmente voy a echar en falta cuando se abra la caja de los truenos será esta agradable sensación de perfección en la gestión, la organización y la resolución que nos han regalado los nuevos concejales durante estos últimos e idílicos tres meses que acabarán después de… rompiendo el encantamiento.

Te vayas o te quedes, salud, paz y descanso.

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