Fiestas

1240-2015: 775 años de la conquista de Villena por Jaime I

Este año de 2015 se cumplen 775 años de uno de los hechos históricos de mayor trascendencia en la historia de nuestra ciudad: la toma de la Villena musulmana por parte de las huestes cristianas de la Corona de Aragón.
Gracias a los datos arrojados por los investigadores sabemos que, hasta aquel año de 1240, el grueso de la población islámica de Villena habitaba principalmente la zona del actual barrio del Rabal. Es aquí donde hoy todavía pervive la trama de callejones estrechos, con recodos y quiebros, azucaques (calles sin salida), y pequeñas plazas propia del urbanismo musulmán; donde estaría la Mezquita Mayor, probablemente donde hoy se ubica Santa María, y junto al cual estaba el mayor cementerio de época islámica, el de la Losilla. Pero también en el entorno de la actual Plaza de Santiago habitaban musulmanes, como atestiguan los restos de viviendas islámicas encontradas en la calle Marqués de Villores y en la calle Mayor, zona que tras la conquista pasaría al barrio cristiano, de nueva fundación, con una trama de calles mucho más regular y que más tarde sería amurallado. Es probable que los musulmanes hubieran estado defendidos por alguna muralla, pero sabemos que durante la época cristiana esta muralla ya no existía. Pudiera ser que la muralla musulmana fuese derruida por los cristianos, quizás como medio de control de la población musulmana en una situación de inferioridad numérica hasta la futura llegada de repobladores. Es a finales del siglo XII, en época del tercer califa Almohade Yusuf Yaqub al-Mansur, cuando se construye el Castillo de la Atalaya, como una de las muchas fortalezas que este soberano levantó para frenar el avance cristiano. Un castillo de gran tamaño, capaz de alojar a varios centenares de personas en su interior, y desde donde los musulmanes podrían atacar y defenderse; y que además, complementaría a Salvatierra, el ya existente castillo vigía situado sobre la Sierra de la Villa.

A la tercera va la vencida
Sabemos que tras el pacto de Cazola de 1179 entre Castilla y Aragón, Villena había quedado reservada para ser conquistada por la Corona de Castilla, dada su pertenencia al reino musulmán de Murcia. Pese a ello, tras la toma de Valencia por Jaime I, las tropas aragonesas comandadas por don Ramón Folch de Cardona y don Artal de Alagón realizaron una primera cabalgada sobre Villena, posiblemente en la primera mitad de 1239. Según la Crónica de Jaime I, las tropas aragonesas llegan a tomar “las dos partes de la villa”, es decir, las dos zonas o barrios en que posiblemente estaba dividida Villena y de los que hemos hablado más arriba. Pese a que logran saquear parte de las casas, los musulmanes los logran repeler y expulsar de Villena, sin conquistarla. Es conocido como, luego de Villena, los caballeros aragoneses pasan a Sax, donde muere don Artal de una pedrada lanzada por los musulmanes. Tras ocho días, y sobre todo a raíz de la muerte de don Artal; don Ramón Folch se vuelve a Valencia con pocos resultados más allá de lo obtenido en las casas saqueadas, además de ganado robado que les sirve de alimento.

El segundo ataque a Villena se produciría ya en 1240, cuando don Fernando, tío de Jaime I, con Pere Cornell, don Rodrigo Liçana y don Artal de Luna, acompañados de la Orden de Calatrava, vuelven a atacar Villena, llevando esta vez consigo un almajaneque o fundíbulo: una gran máquina militar capaz de batir murallas con el disparo de pesados proyectiles de piedra. Pese a ello, los musulmanes salen al encuentro de las tropas aragonesas y, tras matar al menos a dos caballeros, obligan a los cristianos a levantar el sitio y, de nuevo, a abandonar Villena.

Sería de nuevo en 1240, cuando don Lope Martín, comendador de Alcañiz, de la orden religioso-militar de Calatrava, lleva a cabo el tercer y definitivo ataque a Villena. Al comendador le acompañaban los frailes guerreros de su orden, además de los famosos almogávares, mercenarios especializados en asaltos y correrías en tierra enemiga.

Durante este tercer asalto las tropas cristianas emplean una bastida, una torre de madera con ruedas, que permitía acercarse y tomar las murallas enemigas. Estando asediados, los musulmanes envían emisario para hablar con el rey aragonés, quien les ordena rendir Villena al comendador de Alcañiz y a los frailes de la Orden de Calatrava.

Tratado de Almizra
Tras la conquista aragonesa, Villena queda en manos de la Orden de Calatrava, quienes probablemente pensaban que la población les sería donada por el rey por la ayuda al mismo en sus conquistas. No obstante, tres años después de la conquista de Villena, las tropas castellanas del infante don Alfonso (futuro rey Alfonso X de Castilla) logran hacerse con Enguera y Moixent, en un intento por tomar Xàtiva, que había de quedar en la Corona de Aragón. Sería en el Castillo de Almizra (actual Campo de Mirra) en 1244, donde el infante Alfonso y el rey don Jaime solucionan sus diferencias con la entrega de Villena, Sax y Caudete por parte de Jaime I a don Alfonso, quien le da a cambio Enguera y Moixent. Se firma así el famoso Tratado de Almizra, que vendría a respetar lo pactado en Cazola en 1179 por ambas coronas. Un pacto que, pese a su importancia, quedaría en papel mojado tras la Sentencia de Torrellas y el Tratado de Elche a principios del s.XIV, cuando en época de don Juan Manuel, Villena, junto a Sax, Caudete y la mayor parte de la actual provincia de Alicante, pasan a la Corona de Aragón.

Las consecuencias de esta conquista cristiana cambiaron notablemente el devenir histórico de Villena. Así, nuestra población abandona el gobierno musulmán y se incorpora al sistema político y económico del feudalismo, siendo entregada, como muy tarde en 1262, a don Manuel de Castilla, hermano pequeño de Alfonso X. Se crea el importante Señorío de Villena, más tarde principado, ducado y marquesado. Este cambio político viene acompañado de la llegada de nuevos pobladores cristianos, que pudo tener lugar entre 1264, fecha de la rebelión mudéjar del Reino de Murcia, en la que los musulmanes de Villena tomaron partido; y 1270, fecha esta última del otorgamiento por parte de don Manuel del primer fuero municipal, el de Murcia y Elche. Más tarde, en 1276, otorgaría a Villena el de Lorca. Estos fueros regirían la elección de los miembros del concejo, los derechos y obligaciones de los vecinos, los privilegios y deberes de la iglesia, los impuestos y exenciones a los mismos, los juicios y castigos ante delitos que pudieran cometerse, y muchos otros aspectos, algunos tan curiosos como la anchura mínima de las calles.

La imagen de Villena cambiaría notablemente en los años siguientes, con la creación de la villa cristiana en lo que es hoy día el barrio de San Antón, como acomodo a los nuevos repobladores llegados al abrigo de los fueros y privilegios otorgados por la familia Manuel. Una villa cristiana que sería amurallada por don Juan Manuel a principios del siglo XIV. La población musulmana vería como sus mezquitas, o bien eran convertidas en iglesias, o bien eran entregadas a los cristianos para la construcción de sus casas; concentrándose los vecinos musulmanes (ahora ya mudéjares) en el Rabal, donde llegarían a tener su alcalde y su propio concejo de viejos. Así mismo, se remodelaría el castillo, para convertirlo en residencia feudal; se construirían las primitivas iglesias de Santiago y Santa María, y se potenciaría el comercio, con el establecimiento del mercado semanal de los jueves y, más tarde, de la feria franca de otoño.

BIBLIOGRAFÍA:
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