Cultura

15 de Octubre

Parecía que desde la última de mayo todo se había quedado en suspenso. Han llegado durante el verano rumores de todo tipo: rumores de una posible convocatoria pidiendo un Referéndum de la Constitución, rumores sobre la formación de un partido político como siguiente paso del 15-M, rumores sobre la disolución del movimiento, rumores.
Pero sobre todo el verano ha estado salpicado de sentencias y dictámenes firmados por quienes habían digerido el susto del quince de mayo, quienes pensaban que el “miedo” desaparece al identificar al “enemigo”: perro-flautistas. Y así, ya sin miedo, nos han aderezado el movimiento este verano tanto periodistas, como personalidades políticas, como la Corte Tertulianística, como algún líder de opinión de las ondas tan dado al toro, el vino y el tocino como a hablar con la boca pequeña.

No quiero posicionarme con respecto a algunas de las acciones que hemos visto llevar a cabo a raíz de la Manifestación por un Cambio Global del 15 de Octubre. Miento, sí me posiciono del lado de la inmensa mayoría de las personas que forman este movimiento: contra las acciones violentas y contra quienes las ejercen. Pero si de lo que hablamos es de ocupación de viviendas desocupadas, abandonadas, entonces diré que mi esperanza es que la justicia sea tan eficiente, eficaz, precisa e inmediata como sea posible: tanto como lo es frente a las tramas de corrupción o a los expolios practicados en nuestras Cajas de Ahorro. Que tome su tiempo y considere que igual que en estas, también algunas de las acciones realizadas por ciertos grupos del 15-M se sitúan en los límites de la legalidad.

Lo de Villena, el pasado sábado, fue una más de las muestras de descontento por el modo en que se maneja este asunto de la organización y gestión vecinal, provincial, nacional, europea y mundial. Quienes estuvimos sumamos nuestras voces a las de otras miles. Junto a cientos de ciudades repartidas por todo el planeta también gritamos ¡Basta!, y también dedicamos unos minutos a discutir sobre nuestras equivocaciones y responsabilidades. Dedicamos otro tiempo a informarnos sobre el proceso electoral, la ley de Hont, sobre aquellas medidas tomadas por los Gobiernos que nos afectan: como los recortes. Lo más interesante del asunto fue la participación de cualquiera que tuviera algo que aportar o algo que decir, de cualquiera que necesitara alguna explicación, que quisiera expresar su desaliento, su miedo, su desconfianza o su rabia.

No, queridas personas, nadie cree que esta sea la Verdadera Democracia, la Verdadera Voz del Pueblo. Creo que ninguna de las personas participantes en los foros de Villena o de Kuala Lumpur piensa que así se pueda cambiar el mundo, no al menos de repente. Aunque creo que cada vez hay un mayor sentimiento de lo que significa vivir en una sociedad, de la importancia de nuestros actos: sean estos ir a votar o ir a la compra. Y esa conciencia que germina es lo que realmente temen quienes juegan con nuestras vidas.

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