Fiestas

1991-2015. XXV aniversarios Moras Nuevas y de la actual Cábila

25 fiestas se cumplen desde aquellas de 1991. Una fecha importante y muy recordada en el seno de los Moros Nuevos ya que fue este año, por un lado, cuando las Moras Nuevas, como socias plenipotenciarias, desfilaron por primera vez por las calles de nuestra ciudad y, de la misma manera, la fecha en que fue inaugurada nuestra querida Sala de Fiestas, La Cábila. La misma que dio sus primeros coletazos en 1957 y la que luce pletórica cuando hasta a ella acudimos para celebrar un evento distinguido o una fiesta de verano.
Una celebración es para la Comparsa este cumpleaños que estamos viviendo con multitud de actos, además de los tradicionales, a lo largo de todo el año, que tuvo su máxima conmemoración en la Fiesta de los Aniversarios, cuyo beneficio irá destinado a la Residencia de Ancianos y que se llevó a cabo el 15 de agosto en La Cábila. Efemérides que se ven reflejadas en el Logotipo Conmemorativo realizado por la Mora Nueva Aldara Clement, el cual resultó ganador de un concurso convocado para la ocasión, y que seguirá presente en las Presentaciones de nuestras Madrinas y en los desfiles de nuestras próximas fiestas.

La Cábila
La Cábila, el lugar de esparcimiento de los socios y socias del raso y oro y de nuestros amigos, es un lugar precioso que despierta admiración a quien la visita, respeto a quien conoce su historia y cariño a quien se deja embrujar por sus noches de ensueño a la luz de la media luna mora. Curtida en miles de batallas sigue siendo un icono, un referente de fiestas de verano, un punto de encuentro ideal y perfecto para los Moros Nuevos, para Presentaciones de Madrinas y eventos de todo tipo.

La primera Cábila, en 1957, la de “El Raso” , pasando por la del “Cinema, la del “Solar de Celiberti” , la del “Huerto de Máximo” y la del “Harén del Huerto de la Puncha” fueron jalonándose hasta la que actualmente conocemos.

1991 fue un año trepidante, en enero de ese año se solicitó la licencia, se firmó el proyecto eléctrico y comenzaron, a partir de ahí, las ofertas para una obra que terminó a finales de agosto. Meses después, con trabajo bien hecho y supervisado, y sin perder nada de tiempo ya estaba todo acabado y como bien decía el texto, que daba comienzo al Boletín número 19 de la Comparsa publicado en octubre de ese mismo año: “Y la cinta se cortó… Y Ange, nuestra Madrina, húmedos los ojos y la mano temblorosa, repartió unos trocitos de aquella seda entre los que tuvimos la suerte de estar en primera fila. Y la puerta se abrió y un torrente de luz blanca enmarcó ese espléndido arco que cubre la entrada. Y la noche se hizo día y las gargantas apretadas y los ojos vidriosos. Se podía sentir el palpitar de los corazones porque en ese momento, en ese instante, diez y cuarenta minutos de la noche del 31 de agosto de 1991, la ilusión se convertía en maravillosa realidad. ¡Enhorabuena, Moros Nuevos!”

La exquisita tarta, preparada para la ocasión por el maestro pastelero y villenero Francisco Torreblanca, y la Orquesta “Túrbula”, dando una gran sorpresa con su modificación de la canción “Bravo por la música” por “Bravo por La Cábila”, mientras que los fuegos artificiales iban desarrollándose, fue un bonito apoteosis que se encadenó con la primera interpretación del “National Emblem”, a las 1:25 horas, ya del 1 de septiembre.

Cábila tras Cábila vieron pasar a gentes que construyeron y jalonaron nuestra idiosincrasia y forma de ser. Cábilas que les dieron sentido unas a otras y que, finalmente, en 1991, con esfuerzo, ilusión y unas ganas inquebrantables se vieron materializadas en una sola: la de la Losilla, la actual.

Moras Nuevas
La noche del 23 de noviembre de 1990, la misma en la que se debatió el tema de la nueva Cábila, tuvo lugar una asamblea general extraordinaria trascendente y de gran importancia para la dilatada y sobresaliente historia de los Moros Nuevos. Se hacía necesario plantear la modificación de los Estatutos y para ello la pregunta que se hizo a la general fue clara y sencilla: ¿Desea que se elimine la palabra varón? Simple y llanamente había que contestar con un sí o un no. La votación, que fue secreta y nominal, y en la que participaron 221 socios, arrojó el escrutinio más que necesario para que los candados se abrieran, por fin, a la incorporación de la mujer en los Moros Nuevos.

Desde un principio muy claro se tuvo que el traje de la mujer debía reunir los mismos, preciosos y heredados, colores que el de Moro Nuevo y, por supuesto, femenino, y se comenzó el plazo para la presentación de bocetos.

El 1 de febrero de 1991 nuestras socias asistían a su primera asamblea general siendo recibidas con un discurso realizado por el entonces Presidente D. Vicente Rodes Amorós, emocionante y merecido, dándoles la bienvenida a la que por fin era, por méritos propios, su casa. Una asamblea extraordinaria en la que se decidió que el boceto con el que se iba a confeccionar el traje femenino fuera el del entonces Presidente.

Pasado, escasamente, un mes y medio de la asamblea mencionada, el 13 de marzo se llevó a cabo la presentación del deseado traje femenino. En lo que entonces era la discoteca Época (confluencia de las calles Lepanto y Capitán Postigo) pudimos comprobar que nuestro traje femenino había sido un acierto rotundo. No sabíamos, al final, si nos gustaba más el de Diana, el de calle o el oficial. Había sido presentado un traje que, hoy en día, 25 fiestas después sigue siendo el mismo, no hemos cambiado absolutamente nada y mantiene, ahora con muchísima más fuerza que entonces, toda la gracia, la esencia, la idiosincrasia, la elegancia y el marcado carácter femenino que nuestras mujeres merecen.

En la mitad de la calle Nueva y no en la Losilla, de acuerdo a la decisión tomada en la Junta Central de Fiestas ese año, nuestras socias formaron y a la voz de: “Ciento treinta y ocho años de historia de la Comparsa os contemplan esta tarde. Moras Nuevas, bienvenidas a la Fiesta. La Entrada es vuestra. ¡Feliz Entrada!” todo se convirtió en un río serpenteante y amarillo, en lágrimas de emoción, en aplausos, en risas contagiosas, en miradas de complicidad, en sueños cumplidos. Al final del desfile les esperábamos, a todas, los socios masculinos, expectantes y orgullosos, para hacerles un merecido paseíllo, y tributarles, con un alto grado de empatía y consideración, sonoros aplausos que se convirtieron en una de las mayores ovaciones que jamás en la comparsa de Moros Nuevos, en su ribeteada historia, se haya producido.

Especiales y únicas resultan siempre cada una de las Fiestas de Moros y Cristianos que disfrutamos. Y éstas, las de este 2015, por tener para los del raso y oro connotaciones de nostalgia y celebración, no van a ser menos. ¡Enhorabuena a la Comparsa entera por estos Aniversarios y, especialmente, a las Moras Nuevas!

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