Manuel y José María Alonso Areyzaga, Manuel de Gomar y Eduardo Flaquer. Son los nombres de los pioneros de España en la Copa Davis, los cuatro primeros que compitieron en 1921 en el gran evento tenístico por países, que tiene ya 120 años de historia.
El tenis patrio peleó después en inferioridad de condiciones por un sistema injusto que favorecía a los campeones, que cada curso esperaban tranquilamente y sin desgaste en la final, en casa y en la superficie que elegían. Así se quedaron a orillas del éxito dos de los mejores equipos españoles de todos los tiempos, los que formaron Santana, Arilla, Gisbert y Couder, en 1965, y los tres primeros más Orantes en 1967.
En ambas ocasiones, la Australia de Emerson, Newcombe, Roche, Stolle, Bowrey… apartó a la Armada de la gloria sobre hierba. Tuvieron que pasar 33 años para que España enganchara la Ensaladera.
Fue el 10 de diciembre del año 2000. La Selección formada por Alex Corretja, Albert Costa, Juan Carlos Ferrero y Joan Balcells, y capitaneada por el carismático Dudu Duarte, triunfó en el Palau Sant Jordi de Barcelona al vencer con justicia poética en la eliminatoria por el título precisamente a Australia, que formó con su mejor alineación posible: Lleyton Hewitt, Patrick Rafter, Mark Woodforde y Sandon Stolle, hijo de aquel Stolle (Fred) que ganó a Gisbert en 1965.
Fue la culminación de una temporada fantástica, posible porque se había logrado la permanencia en el Grupo Mundial en Nueva Zelanda (0-5) con Pato Clavet, Félix Mantilla, Julián Alonso y Joan Balcells, y Santana como capitán.
La gran final
Años de historia, de sinsabores y desesperación llegaron a su fin para España en diciembre de 2010. El domingo anterior, al volver del Masters que se disputó en Lisboa, Duarte le había comunicado a Corretja, a quien entrenaba por aquel entonces, que no iba a jugar el viernes.
Era el número uno de España, pero al capitán las cuentas le salían mejor si ese día jugaban Costa y Ferrero, un chico de 20 años que había despuntado ya el curso anterior con el título en el torneo de Mallorca, sobre polvo de ladrillo. Al barcelonés quería reservarle para el dobles, un punto vital ante una pareja con Woodforde, uno de los mejores del mundo en la especialidad, como líder. Una decisión difícil que salió bien.
El gran John Newcombe, entrenador de los aussies, tenía claro que serían Hewitt y Rafter quienes jugarían los individuales. Y la cosa empezó mal para la Roja. Costa, que había salido muy nervioso, ganó el primer set y se puso con 2-1, con dos sets por delante para ganar, pero se los llevó el entonces chaval de 19 años, que sería número uno del mundo al año siguiente. "Hay que seguir e intentar ganar esta eliminatoria como sea", dijo Costa tras la derrota. Después Ferrero igualó pese a ceder el primer parcial en el desempate. Fue imponiendo su juventud ante un Rafter que había sido líder del ranking y tuvo que retirarse por lesión cuando perdía por 2-1 y 3-1 en el cuarto set. El valenciano se comportó con una entereza impropia de su edad.
El sábado llegó el turno del dobles. Balcells, que hizo el último saque del duelo al que no pudieron responder los australianos, y Corretja lo bordaron frente a Stolle y Woodforde. "No se puede pedir más de un público que nos quiere, quiere que ganemos y hoy lo ha demostrado", expresó Balcells, con su cinta verde y sus famosas patillas, el primer español que ganó a Roger Federer, en un Challenger en 1999, y que pudo con Nadal en otro jugado en 2002. A Australia le falló una de sus mejores bazas y así la Armada pudo afrontar el domingo con ventaja de 2-1.
Ferrero hace historia
En medio de un ambiente espectacular, en un Palau Sant Jordi a reventar y repleto de banderas, Ferrero se merendó a Hewitt y culminó la victoria con un pasante de revés a dos manos que forma parte de la historia del tenis español. El chico se echó al suelo y el equipo se volcó encima de él. "La hemos ganado, la hemos ganado", gritó el añorado Andrés Gimeno, pionero que jugó 13 eliminatorias, ganó 23 partidos y perdió 10, en la retransmisión de La 2 de TVE. Juan Carlos I y su esposa, Doña Sofía, Jordi Pujol, Juan Antonio Samaranch y un emocionado Agustín Pujol lo celebraron por todo lo alto en el palco. Los Reyes le dieron la mano a Ferrero y el monarca le entregó la Ensaladera a Duarte, que se emocionó, y todos los jugadores la tocaron.
Nacho Calvo entrevistó al héroe de España: "Ha sido una alegría inmensa. La verdad es que no se puede explicar en palabras, porque es la primera vez que me pasa conseguir un triunfo tan importante. Es el mejor triunfo de mi vida, el más importante. Se lo dedico a España y con ayuda de mis compañeros, que hemos ganado todos, se lo dedicamos a España", dijo, exhausto, Ferrero. "Dentro de un rato me daré cuenta", contó cuando el periodista le dijo si no era consciente de que había jugado el partido más importante de la historia del tenis español, y se lo dedicó a su madre, que había muerto unos años antes. Había hecho historia, y Villena lo celebró unos días después, con un recibimiento nunca visto en nuestra ciudad.