25 de noviembre. ¿Por qué las matan?
Cada vez que una mujer muere a manos de su pareja o ex pareja se me estremece el cuerpo y se me acongoja el alma. Quien dijo amarla y se comprometió a cuidarla y respetarla acaba con su vida. Pero este horrible asesinato no es más que la culminación del maltrato ejercido previamente, maltrato que, con frecuencia puede pasar desapercibido incluso a la propia víctima, pues a menudo empieza de manera sutil, casi imperceptible: la quiere tanto que la lleva en la palma de la mano. Después, aunque ella no lo percibe, poco a poco él va cerrando la mano hasta que la tiene en el puño. Es la violencia psicológica. Y cuando ella se da cuenta e intenta escapar, es cuando comienza el maltrato físico que puede llegar hasta el asesinato.
Según Andrés Montero, el asesinato de la mujer en violencia de género representa el fracaso del agresor para someterla. En realidad el agresor paradójicamente no querría llegar al asesinato, pero en función del código moral que ha establecido para legitimar su conducta violenta, se ve obligado a llegar a esta solución final. (
) Lo que preferiría el violento sería continuar ejerciendo su tiranía y tortura sobre la mujer durante toda la vida. El agresor llega hasta el asesinato porque la mujer quiere ser libre, (
). Y debe ser cierto, porque más del ochenta por ciento de las muertes en violencia de género se producen en el inicio de una ruptura de pareja o inmediatamente después. Las mujeres quieren romper sus ataduras y recuperar las riendas de su vida. Por eso las matan.
Por desgracia deberemos seguir conmemorando el 25 de noviembre no sé cuántos años más, pues sería necesario que los deseos, propuestas y aspiraciones realizados este día se hicieran todos los días del año, quizás entonces la sociedad en su conjunto tomaría conciencia de esta masacre llevada a cabo por el terrorismo machista que en España ha asesinado a 877 mujeres desde el año 1999, más que los cometidos por ETA en 50 años. Tomaría conciencia y exigiría las medidas para erradicarlo.