Apaga y vámonos

A poner orden

Sabido es que a todo nuevo gobernante la tradición le confiere 100 días desde su toma de posesión (como si no los cobraran…) hasta el momento en que podemos empezar a exigirle respuestas. Así pues, no se tomen estas líneas como queja, sino como sugerencia, motivada por el enésimo disparate que nos ha brindado la cultura villenera en su afán por matar todo atisbo de sensatez y sentido común, vean si no.
El pasado viernes, 17 de junio, hubo tres actividades culturales promovidas con dinero público. Un concierto doble de jazz en la Plaza Mayor, organizado por el Club de Jazz de las Mil Pesetas en colaboración con la Casa de la Cultura (es decir, con la concejalía de Cultura), dos pases del espectáculo de acrobacias “Collage”, organizados por el Teatro Chapí (es decir, por la concejalía de Cultura), y la presentación del disco “Quintín Esquembre y Ruperto Chapí a la guitarra” (copatrocinado por la Sede Universitaria y el ayuntamiento).

El primer concierto de jazz, para niños –una propuesta magnífica que tuve la suerte de disfrutar con mis sobrinos y fue sencillamente genial–, estaba anunciado a las 19 horas, aunque como es habitual, empezó un poquito más tarde. Ese pequeño y lógico retraso, unido a la propia duración del espectáculo, nos impidió disfrutar con los niños del otro espectáculo, el primer pase de “Collage”, que nos hubiera permitido poner la guinda perfecta a una tarde con los nenes… ya que el pase nocturno se hacía demasiado tarde para ellos.

Asumido que la coincidencia entre dos eventos programados por el Muy Ilustre nos iba a impedir disfrutar de uno de ellos en su primer pase –del disco de Chapí y Quintín Esquembre, cuyo acto de presentación estaba anunciado para las 20 horas, directamente hubo que pasar– probamos suerte con el segundo: pero hete aquí que la segunda actuación de “Collage” estaba prevista para las 22.30 horas mientras que el concierto de jazz de David Herrington en homenaje a Chet Baker –y esto ya son palabras mayores, no un espectáculo para niños– comenzaba a las once, es decir, que o pasabas de uno, o pasabas de otro, o te perdías parte de alguno obligado, además, a ir corriendo del Luciano Arena a la Plaza Mayor, cosa que a ciertas edades y con estos calores no apetece mucho, la verdad.

En definitiva, una nueva muestra –la enésima, porque ésta es una situación reiteradamente denunciada– del estado en que se encuentra la cultura local ante la falta de una dirección digna de tal nombre y la incomunicación que envuelve a los diferentes agentes culturales que trabajan en Villena. Estimada concejala de Cultura, a ver si es usted capaz de poner orden donde sus antecesores han fracasado. Sinceramente, no creo que sea tan difícil coordinar tres eventos en los que directa o indirectamente participa el ayuntamiento para que no se solapen entre sí ni se hagan una competencia tan incomprensible como injustificable.

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