Abandonad toda esperanza

A Sacco

Abandonad toda esperanza, salmo 353º
Estos días andamos los miembros de Unicómic ultimando los preparativos de la que será la decimoquinta edición de las Jornadas de Cómic de la Universidad de Alicante, de las que volveré a hablarles en breve. En una de nuestras últimas reuniones, alguien reveló que hace unos meses el autor Joe Sacco habría estado a punto de asistir a un evento cultural que no llegó a realizarse en una ciudad no muy alejada de la nuestra y organizado por una entidad bancaria muy popular por estos lares. No tardaron en oírse voces, no sé si entre ellas la mía o si solo me limité a pensarlo, que clamaron la posibilidad de traerlo a nuestras jornadas (evidentemente no para este año, pero quizá sí para el que viene). Tampoco recuerdo quién fue el aguafiestas que avisó de que este autor se mueve a otro nivel y que no se conforma con visitar una ciudad con todos los gastos pagados; esto es: que cobra por mantener un encuentro con su público. Algo que, por razones de presupuesto, Unicómic tiene vetado.

Volví a casa cabizbajo, y allí empecé a leer Reportajes, el último libro de ese nuevo periodismo que practica Sacco; un periodismo que es nuevo básicamente porque se basa en dibujos y no en fotografías. Alguien podría aducir que difícilmente se podrá hacer periodismo con una herramienta por definición tan subjetiva como las ilustraciones. Pese a ello, este autor nacido en 1960 y que, no lo olvidemos, es licenciado en Periodismo, ha recorrido medio mundo contando lo que ha visto y sustituyendo la cámara fotográfica de los corresponsales de guerra por un cuaderno donde dibujar sus historietas. Títulos como Palestina, Gorazde: Zona protegida o Notas al pie de Gaza lo han consolidado como la figura clave de lo que podríamos llamar "cómic documental". En esta línea de trabajo se inscriben los reportajes incluidos en este nuevo e imprescindible libro: del Tribunal Penal Internacional de La Haya a Kushinagar, en la India, pasando por Palestina, Chechenia, Irak o Malta (su país natal), Sacco se dibuja a sí mismo ligeramente caricaturizado (frente al realismo que busca en las figuras de sus semejantes) para, entre otros fines, denunciar las condiciones infrahumanas en las que se ven obligados a vivir algunos grupos sociales en zonas azotadas por la guerra y la pobreza.

Después de leer Reportajes me doy cuenta de que no es el libro ideal para consolarme por la previsible ausencia ad aeternum de Sacco en Unicómic, y me dedico a disfrutar de El rock y yo, un retrato del mundo del rock visto desde dentro que demuestra que este autor también tiene un lado frívolo: a comienzos de la década de los 90 Sacco vivió en Berlín durante dos años, y pasó un par de meses acompañando a una banda en su gira por varias ciudades europeas (Vigo y Madrid incluidas). De aquella experiencia surgen la mayoría de las páginas de esta obra, aunque también queda hueco para que el autor se autorretrate como un seguidor incondicional de los Rolling Stones, a los que refleja con tanta admiración como ironía. Y pese a demostrar un gran sentido del humor y recoger anécdotas verdaderamente hilarantes, El rock y yo también deja un cierto poso de amargura, quizá porque como él mismo confiesa, Sacco siempre quiso ser una estrella del rock y su ineptitud musical recondujo sus pasos a convertirse en "un dibujante de cómics famoso en el mundo entero". Leo esto, y me acuerdo de que Sacco cobra por sus apariciones públicas, y aunque me fastidie no poder traerlo a Alicante al menos me puedo alegrar por él: al final consiguió alcanzar su sueño, aunque fuese el sueño de consolación.

Reportajes y El rock y yo están editados por Mondadori y La Cúpula respectivamente.

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