A vueltas con el lenguaje
En el inicio de la de la democracia, en la prensa local, hice la observación de que al menos uno de cada dos españoles era española y debía ser tenida en cuenta en el lenguaje. Entonces creí ingenuamente que había quedado claro que las mujeres debíamos ser nombradas, pues en el genérico masculino que habíamos sido educadas, nunca se sabe a ciencia cierta si estamos incluidas.
Han pasado los años, se han aprobado leyes y reglamentos donde se reconoce el derecho a ser incluidas en el lenguaje, a ser nombradas, porque lo que no se nombra no existe. Se ha debatido mucho sobre el tema; que si se hace farragoso el lenguaje escrito si nombramos niños y niñas, madres y padres, que para evitarlo ponemos la /a, que después ponemos la arroba, que ahora ponemos la x
¿Y si utilizáramos el genérico femenino? cuando sea pertinente, claro.
Seguro que si lo ponemos en práctica veremos que nos resulta natural. Ninguna persona puede sentirse ofendida si decimos buenas tardes distinguida audiencia, o buenos días estimadas personas, o bien buenas noches querido público, o simplemente se puede obviar el sujeto y decir buenos días, se sobreentiende que está dirigido a todas las personas presentes, oyentes, televidentes, etc. Como vemos, en cualquiera de estas fórmulas están incluidas todas las personas, en cambio con el genérico masculino siempre nos queda la duda, si decimos los españoles ¿estamos incluidas las españolas? Depende, pero no de según cómo se mire, sino de según convenga a quien emite el mensaje. En cambio si decimos la población española ahí sí estamos incluidas todas las personas.
Un lenguaje que representa a las mujeres y a los hombres y que nombra sus experiencias es un lenguaje sensato: no oculta, no subordina, no infravalora, no excluye. No quita la palabra a nadie
. NOMBRA. Comisión asesora sobre lenguaje del Instituto de la Mujer.