Adolfo Suárez
A punto de cumplir los 75 años y retirado de la vida pública por razón de su enfermedad, Adolfo Suárez merece hoy el máximo reconocimiento de los españoles. Si Don Juan Carlos ha recibido con justicia el calificativo de motor del cambio, Suárez fue la pieza determinante de un proceso conducido con audacia y prudencia, siempre inspirado por el interés general de España.
No fue fácil la concordia en un país marcado por las secuelas de la guerra civil y del prolongado régimen autoritario de Franco. Suárez lo consiguió a base de convicción y habilidad, logrando de forma definitiva la incorporación de España al mundo moderno. He aquí el legado de un político que supo conectar con el sentimiento de una gran mayoría social para desarrollar un proceso modélico, la Transición, desde un sistema autocrático a la democracia constitucional sin ruptura de la legalidad formal.
Conviene reiterar esa deuda porque una parte sustancial de su legado está en peligro a causa de una política irresponsable, puesta en marcha por Rodríguez Zapatero, que cuestiona principios básicos como el modelo territorial o la cooperación positiva entre la iglesia y el Estado.
Hoy está naciendo un partido, el Centro Democrático Liberal, que poco a poco va recogiendo parte de ese legado. Sin embargo, el nacionalismo soberanista sigue siendo una amenaza para la convivencia social y política. Suárez anticipó con su lucidez ciertos desarrollos posteriores y demostró que era plenamente consciente del presente al que hemos llegado. Sincero, áspero incluso, nada complaciente con los enemigos de la España constitucional, Adolfo Suárez demostró entonces y ahora su verdadera dimensión, que alcanza su talla humana y política.
Las pasadas elecciones municipales han sido una prueba del nuevo renacer del centro-liberal. 932 concejales conseguidos por ese naciente partido. Muchos de los que hoy militan en el CDL se preguntan dónde están esos españoles que trabajaron codo con codo con Suárez, escondidos quizá a la espera de mejores condiciones para salir del armario. Qué pasó en estos años para olvidar esos principios, esa honestidad y respeto de defender lo que fue la Transición. Hoy parte de ellos se encuentran escondidos en sus hogares o están en las filas de la derecha. ¿Tan fácil es cambiar de chaqueta? Pobres estos. Tarde o temprano, el legado de Suárez renacerá para ofrecer a los españoles lo que quedó pendiente de esa Transición a pesar del silencio cobarde de los tránsfugas. Hace un año nació el CDL para recoger el guante de nuevas savias para sembrar España de nuevas políticas de progreso y consenso.