Agentes secretos
Abandonad toda esperanza, salmo 484º
Lo ha vuelto a hacer: con Misión imposible: Nación secreta, Tom Cruise nos ha ofrecido el espectáculo cinematográfico más rutilante del pasado verano, con permiso de la nuevas películas de Parque Jurásico y Terminator... y sin su permiso, también. Y me refiero a su protagonista porque, no nos engañemos, el ex marido o ex novio de las actrices Mimi Rogers, Nicole Kidman, Penélope Cruz y Katie Holmes (se ve que este hombre no tiene vida más allá del cine) es el verdadero impulsor de esta saga de origen televisivo desde su primera entrega, allá por mediados de los años 90, sea cual fuere quien se ponga tras las cámaras en cada ocasión. A este respecto, señalar que aunque quizá la primera cinta dirigida por Brian De Palma siga siendo la más redonda, lejos quedan los excesos gratuitos de John Woo en la segunda, y desde la tercera el actor (en connivencia con el director de turno) nos ha ofrecido auténticas filigranas visuales sin que por ello decaiga el interés por lo que se está contando. J. J. Abrams, antes de encargarse de Star Trek y Star Wars, demostró ser entonces mucho más que el nuevo genio de la pequeña pantalla que había parido Alias y Perdidos, y acto seguido Brad Bird sorprendió por la pericia con la que había dado el salto de la animación a los rodajes con actores de carne y hueso. Ahora ha sido el guionista habitual de Bryan Singer, Christopher McQuarrie -que ya dio órdenes (aunque seguro que con mucho tacto) a Cruise en la estupenda Jack Reacher y le escribió el guion de Valkiria y Al filo del mañana-, el encargado de filmar este quinto episodio: una cinta donde volvemos a disfrutar de las peripecias de los espías encarnados por Cruise y sus colaboradores y de la labor, discreta como debe ser, de especialistas y dobles de escenas peligrosas. No obstante, al margen del buen hacer de McQuarrie y el (a estas alturas indudable) carisma de Cruise, la auténtica vencedora (por KO) del film es la actriz sueca Rebecca Ferguson, que encarna aquí a una suerte de agente doble que juega a todo y con todos y que, lejos de resultar una acartonada femme fatale de manual, se erige en personaje con aristas suficientes como para dejar boquiabierto al espectador. Diría aquello de que se trata de una intérprete que dará que hablar si no fuera porque ya lo está haciendo: protagonizará el nuevo trabajo de Stephen Frears y la adaptación del superventas literario La chica del tren, todo para el año próximo.
Menos satisfactorio ha resultado el salto de otro espía a la gran pantalla, si bien este tiene un origen tebeístico y no catódico, y que además es producto nacional: Anacleto, agente secreto es la adaptación al cine del mítico personaje de la editorial Bruguera creado por el simpar Vázquez (sí, aquel que encarnara Santiago Segura en el biopic de hace unos pocos años), firmado por Javier Ruiz Caldera, realizador que en Promoción fantasma y sobre todo en Tres bodas de más consiguió que nos olvidáramos de su penosa Spanish Movie. Lamentablemente, aunque sin llegar a ser el desastre que resultó ser su debut, este Anacleto no ha cumplido con las expectativas, quizá demasiado altas a priori: el realizador nos propone una versión crepuscular del espía patrio, una suerte de Sin perdón del tebeo de humor español, al otorgarle el rol protagonista a un otoñal Imanol Arias que, afortunadamente, no ha dejado de lado el sempiterno pitillo colgado de los labios. Junto a él, imagino que para captar a un sector de la audiencia más joven y para potenciar la comedia que surge de la unión de roles opuestos, el omnipresente Quim Gutiérrez dando vida a un hijo apocado que en principio desconoce la doble vida de su progenitor. A partir de ahí, padre e hijo se ven inmersos en un sinfín de desventuras por culpa del villano de la función, un trasunto del propio Vázquez encarnado por Carlos Areces. Pese a contar con mimbres tan lustrosos, muy pocos gags funcionan tan bien como lo hacían en la citada Tres bodas de más, y en su intento de equilibrar comedia y acción, el humor zafio y el sofisticado, los diálogos creíbles y los sucesos increíbles, la propuesta falla en demasiadas ocasiones. En resumidas cuentas: no es tan mala como podría haber sido, pero no es tan buena como queríamos que fuera. Por lo demás, señalar que su director anuncia que su próximo trabajo será otra adaptación de un personaje de tebeo, esta vez uno de mis favoritos: nada menos que Superlópez, el entrañable personaje de Jan. Ya tiemblo.
Y para terminar, ya que hablamos de viñetas y de agentes secretos, les recomendaré un cómic que da sopas con honda a cualquier película de espías que puedan ver este año (y probablemente el que viene también): Queen & Country es la obra más redonda de Greg Rucka, guionista que en sus páginas nos ofrece una visita guiada por los despachos y los pasillos del MI6, el servicio de Inteligencia británico, a través del personaje de Tara Chace, una agente de campo, y sus compañeros y superiores. Esta serie, que ya terminó hace unos años, cuenta ahora con una "edición definitiva" en cuatro volúmenes, de los que ya están a la venta los dos primeros. Si les gustan las historias de agentes secretos, más en la línea creíble de un John le Carré que en la increíble de un Ian Fleming, sin que por ello haya que renunciar al entretenimiento y las escenas de acción, no se lo piensen y láncense a a por ella. Me lo agradecerán.
Misión imposible: Nación secreta y Anacleto, agente secreto se proyectan en cines de toda España; Queen & Country está editado por Planeta Cómic.