Apaga y vámonos

¡Agua para nadie!

Ala, ya está. Se acabó. The End. Tras años y años de ilusión, de trabajo y de reivindicación, tras años y años de mentiras y demagogia de todos los partidos, a la Comunidad Valenciana, Alicante y Villena nos han puesto en nuestro lugar: el furgón de cola del progreso. Los últimos de Filipinas. Los tontos de la película. Hay que joderse con los políticos.
De nada me sirve ahora que los representantes del Partido Popular de Alicante y Valencia, cogiéndosela con papel de fumar, nos digan con la boca pequeña que el Manual del Candidato del PP dice que “el trasvase del Ebro es necesario”. Del rotundo “por supuesto que el trasvase del Ebro estará en el programa electoral” afirmado por Francisco Camps hace no tanto al embrollo dialéctico que finalmente han presentado media un trecho muy largo, porque el programa no alude al Ebro, ni tan siquiera nombra la palabra “trasvase”: sólo aparecen unos compromisos concretos referidos a Aragón que, además, dejan en muy mal lugar a los defensores del “Sí” del PP al trasvase.

A ver si alguien se atreve a discutirme esto: según refleja el programa del PP, es condición ineludible y previa a la transferencia de una sola gota de agua hacia Levante la ejecución de las obras previstas en el Pacto del Agua de Aragón, 139 proyectos de construcción de canalizaciones, embalses, presas y depuradoras para crear 390.000 hectáreas de nuevos regadíos, unas obras que según las estimaciones más optimistas no estarían terminadas (en caso de empezar hoy) antes de 2015 y tendrían un coste de 2.500 millones de euros. Una vez finalizadas estas obras, Aragón se reserva además el derecho a disponer de una reserva de 6.500 hectómetros cúbicos anuales para “usos futuros”, y una vez descontado todo eso, son los propios políticos aragoneses quienes deberán decidir si hay “excedentes” para trasvasarlos a la costa. ¿Alguien apuesta por el trasvase del Ebro? Yo, estimada señora, no apuesto ni un euro, por mucho que lo digan el Manual del PePe o de la Pepa. Las cosas son como son, y a los valencianos, alicantinos y murcianos nos la han metido doblada quienes durante estos años, y al grito de “Agua para todos”, se habían convertido en la postrera esperanza de los defensores de los trasvases, expresión última de la solidaridad interterritorial y clavo ardiendo al que nos agarrábamos quienes creemos en España y no en un conglomerado de 17 reinos de taifas autonómicos.

En el PSOE, mientras tanto, se descojonan, y nos recuerdan con grandes titulares que ellos ya lo decían y el que el PP nos ha estado mintiendo desde 2003. Y tienen razón, el PP nos ha mentido y promovido y sostenido la “Guerra del Agua” con un claro beneficio electoral, pero, sinceramente, no sé de qué coño se ríe el PSOE, que fue quien dinamitó el PHN, modificó la toma del Júcar-Vinalopó, fue el primero en retirar de sus programas las palabras “trasvase” y “transferencia” y nos va a llenar la costa con unas desaladoras que rechazan los propios asesores contratados por Cristina Narbona.

Es decir, que entre unos y otros la casa sin barrer, al tiempo que los acuíferos de Villena se desangran y alimentan a media provincia mediante un trasvase subterráneo (ojos que no ven…) que nos convierte en gilipollas integrales, porque ya me contarán de qué sirve ser solidario en estas circunstancias, cuando pesa sobre nosotros la Espada de Damocles del agotamiento de los acuíferos y no se atisba solución alguna ni a corto ni a medio plazo. Que vengan ahora a pedirme el voto unos y otros, que vengan, que los voy a recibir como se merecen.

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