Agua para todos
El desvarío de los agravios comparativos entre territorios y personas fue una de las piezas fundamentales en la política de oposición del PP en las legislaturas pasada y en la campaña electoral que acabamos de finalizar. Los agravios al centro de la península a favor de la periferia y agravios a los españoles más necesitados de ayudas sociales porque los inmigrantes las acaparan con la connivencia del Gobierno. Hemos iniciado la nueva legislatura y ante la primera medida del Gobierno, poner en marcha las obras necesarias para que antes de finales de año se pueda trasvasar agua del Ebro a Barcelona para hacer frente a necesidades de agua de boca para la ciudad y su zona metropolitana, el PP ha puesto el grito en el cielo. Y lo hace como siempre, sin complejos, removiendo los más bajos instintos de los ciudadanos y preocupándose un pimiento por darle a su posición un cierto rigor en los argumentos.
Con la boca pequeña dicen que les parece bien el trasvase del Ebro a Barcelona. Pero lo que realmente les interesa es destacar que donde se debería hacer el trasvase es a Valencia, Alicante y Murcia. Incluso una presidenta de comunidad, que se suma a todo lo que sea, con tal de salir en la foto, reclama trasvase también para Madrid. Claro que olvidan que ¡efectivamente! Murcia, Valencia y Alicante, cuando tienen necesidad de agua para beber, e incluso para riesgos de socorro de la agricultura, también la reciben. En los últimos cuatro años 1.069 Hm3. Frente a esos números ahora se está hablando de trasvasar a Barcelona 40 ó 50 Hm3 y, aunque la diferencia es más que notable, esto les parece inadmisible. ¡Qué cosas¡ y ¡qué miseria política!
La estrategia del PP no es nueva, la conocemos bien, nada de extrañarnos. La cuestión es qué debe hacer el partido socialista si el PP sigue por estos derroteros. Puede hacer como en otros momentos, tomar las decisiones políticas que más convenga al interés general y no entrar en el debate y la demagogia del PP. En este asunto, poner las medidas necesarias para garantizar que en noviembre los catalanes no tienen restricciones de agua para beber. Por cierto, que es lo que se hizo en la Legislatura pasada con el debate sobre la reforma de los Estatutos de Autonomía y la política de integración de los inmigrantes. Desde luego yo no lo recomiendo. Pero también puede armarse con la fuerza de la razón. Con la fuerza que dan los argumentos de hacer lo que más conviene a las necesidades de los ciudadanos, y la obligación que tiene el Estado de afrontar los problemas allí donde se presentan con prontitud y diligencia para atajarlos antes de que afecten de forma irreparable a los ciudadanos.
Para ello, opino, que el PSOE debe salir a la calle. Hablar a los ciudadanos y contarles con claridad lo que se está haciendo. Decirles que lo que tanto escandaliza al PP se hace frecuentemente en todos los territorios (que se lo cuenten a los castellanos manchegos con el trasvase Tajo-Segura), que aquellos que más hablan ahora Valencia, Murcia, Alicante y también Madrid reciben frecuentemente agua de Castilla-La Mancha para cubrir necesidades similares a las que ahora tiene Barcelona. No del Ebro, pero sí de otros ríos, ¡o es que la locura y la demencia de algunos políticos y aprendices del PP les lleva a pensar que sino reciben el agua del Ebro ya no es lo mismo! Hay que debatir, también sin complejos, pero con la razón de los datos y contarles a los ciudadanos que durante los cuatro años pasados se han invertido 7.700 millones de euros para aumentar la disponibilidad de agua en todos los territorios y que fruto de esa inversión ahora la España seca dispone de 763 Hm3 más de agua que en 2004.
Que se han puesto en funcionamiento 9 desalinizadoras, están en construcción otras 9 y 7 más en adjudicación. Y que con el agua de las desalinizadoras en funcionamiento, junto con la modernización de regadíos y las campañas de racionalización que se han llevado a cabo, hemos aumentado los recursos de agua para Valencia y Murcia en 130Hm3 y 186 Hm3, respectivamente. Precisamente por eso, por las medidas que se han puesto durante todos estos años, los valencianos y los murcianos no han sufrido restricciones en agua de boca, pueden regar en las situaciones más difíciles sus frutales, y las fuentes y el riego de calles se hace con normalidad. ¡ Por cierto, cosas que se han prohibido en Barcelona !
Luego, ya está bien de demagogia barata, ya está bien de llenarse la boca con la unidad de España. Mientras con los actos se propicia todo aquello que pueda desgarrarnos y romper la convivencia pacífica. ¿Dónde está rota España? Ante estas actitudes lo malo no está sólo en el despropósito del PP, sino en que quienes no responden con las ideas y la sensatez tampoco contribuyen a la convivencia y, sin quererlo, dejan incendiar la sociedad.
Fdo: Luis Soria Navarro