Ahorro e Inversión: Un camino a recorrer
A la hora de decidir en qué invertimos nuestros ahorros hay una serie de preguntas que nos tenemos que hacer. La primera, cuál es el objetivo de esa inversión: garantizar el pago de la universidad, mantener el nivel de vida cuando me jubile o, por ejemplo, comprarme una casa. A la vez tengo que conocer, y esto es muy importante, cuánto riesgo estoy dispuesto a asumir y, para esto, hay una medida más allá del perfil de riesgo (como lo llamamos en el sector financiero), esta medida es que mis inversiones no me quiten el sueño.
Hasta hace poco, rentabilizar nuestros ahorros sin asumir riesgo era sencillo, incluso teniendo en cuenta el coste de la vida (inflación). Para los más conservadores, las entidades bancarias ofrecían depósitos con una rentabilidad garantizada cuyos rendimientos, aunque no tuvieran un buen tratamiento fiscal, nos aseguraban dormir tranquilos.
Pero esto ya se terminó hace tiempo. Las entidades financieras no tienen problema para obtener liquidez porque el Banco Central Europeo se la ofrece a un coste mínimo y los márgenes no les permiten dar rentabilidad a los depósitos.
En el entorno actual obtener rentabilidad sin asumir algo de riesgo es prácticamente imposible. Y es por eso por lo que una parte de la ecuación ahorrorentabilidadriesgo cobra mayor importancia, y esta no es otra que el ponernos en manos de expertos de entidades que pongan nuestros intereses por encima de los de la misma.
Ha hecho falta una profunda crisis financiera y la utilización de malas prácticas por parte de muchas entidades financieras para que nos demos cuenta de que la venta de productos financieros estaba plagada de conflictos de interés. Y sin embargo, dedicamos muy poco tiempo a asesorarnos sobre la calidad de los productos en los que invertimos, el riesgo que asumimos o la rentabilidad que podemos obtener. Y también dando por supuesto que lo que nos ofrecen es lo mejor para nosotros.
El mundo financiero está cambiando. La regulación hace que las entidades tengan que dar más información sobre los productos y asegurarse de que se ajustan al perfil y conocimiento del inversor. Esto es positivo, porque tendrán más cuidado a la hora de colocarlo. Pero también supone simplificar el proceso de venta y que las alternativas para el inversor se reduzcan drásticamente, dejando de lado las oportunidades que ofrece un mundo globalizado.
Por eso les animo desde estas líneas a que se pongan en manos de entidades que desarrollen un modelo de gestión de patrimonios especializado, que estén dispuestas a dedicar el tiempo necesario a sus clientes para explicar los riesgos y ventajas de las alternativas de inversión, que tengan los mejores productos de las mejores gestoras y que puedan, en definitiva, ofrecerle la mejor combinación de productos y servicios para lograr sus objetivos.
En el camino de la inversión de nuestros ahorros hay cosas que nos exceden, los mercados son cambiantes y se mueven por situaciones que nosotros no podemos controlar. Pero lo que sí podemos hacer es elegir el mejor compañero para realizar el viaje y llegar con éxito a nuestro destino.