Estación de Cercanías

Airear las miserias

O mostrar en público aquello que mejor estaría entre las cuatro paredes, es sin duda difícil ejercicio para ejecutarlo, y mucho más para encajarlo una vez destapada la caja de Pandora, pues con su apertura nos coloca en cueros a merced de los depredadores de vidas ajenas, que pronto se encargarán de exprimir al máximo la jugosa fruta de las vergüenzas del otro y sobrevivir con lo extraído hasta que, a la vuelta de pocos días, sea otra la fruta deseada para volver a empezar con el ciclo de desprestigio y mortificación, que no por ese abandono temporal, ante otra exquisita vianda, quedará limpio y libre del San Benito colgado.
Pero, ¿qué pasa cuando lo contado, o difundido, o mostrado, se ajusta perfectamente a la verdad? Pues que nos coloca ante la difícil disyuntiva de elegir entre lo correcto, lo moralmente aceptable, el derecho a la defensa de ideales y del mismo modo a la pública condena. Y es entonces cuando se observan reacciones como las que hemos visto en días pasados con respecto a la información, ofrecida por Tele5, al hilo del triste espectáculo que la ya desgastada corrida del pasado día 7 nos dejó. No diré que me hayan sorprendido en demasía algunas de las reacciones que se han depositado en los foros digitales, comentarios que pusieron el grito en el cielo cuando una cadena nacional mostró lo ya visto por todos en cadenas de inferior nivel y en la red; pero claro, mostrar las miserias a toda España ha sido harina de otro costal para algunos de los foristas, que considerando poco más o menos que un pecado esta actuación han acusado de antipatriotas al grupo Verde, únicamente por aceptar la invitación de Tele5 y denunciar los consabidos hechos acaecidos en Villena sobre el maltrato animal, haciendo uso del legítimo derecho a defender sus principios, pues según ellos se ha mancillado y desprestigiado nuestra ya manida imagen.

Pero, curiosamente, mientras la gresca por tal actuación ha estado suscrita únicamente al ámbito local, todo ha estado bien, yo te digo, tú me dices, yo pienso, tú piensas… los “trapicos” los lavamos en casa y aquí nadie se tiene que enterar. Pero… ¡ay amigo! Cuando la lavadora se ha hecho gigante y nuestra suciedad ha podido ser lavada en otros lugares, la hipocresía ha pedido paso, y lejos de enriquecer y contribuir a buscar puntos de encuentro, se ha atrincherado en el escándalo para cargar contra un grupo político que no ha hecho ni más ni menos que lo que hace al resto, utilizar las herramientas a su alcance para hacer llegar a la mayor cantidad de ciudadanos sus denuncias. ¿Eso va contra Villena? Yo opino lo contrario, pues si salimos en los medios por ser el basurero de Valencia, por tener más curanderos que nadie, por descuartizar toros públicamente, por una cárcel saturada y porque una vecina nuestra puede ser concursante de Gran Hermano, no es ni más ni menos porque es así, y nada tienen en común el legítimo derecho a la denuncia y la falta de respeto. Ahora bien, si lejos de intentar sacar beneficios de estas negativas situaciones y dejar de empecinamos en ir contra nosotros mismos nos mantenemos erre que erre cargando contra el prójimo en lugar de intentar reflexionar sobre lo que somos y lo que queremos ser, estaremos dedicando inútiles y pueblerinos esfuerzos para culpar al vecino de tender las sábanas manchadas en el balcón, cuando deberíamos dedicar esas energías en lavarla entre todos para poder conseguir que en ocasiones venideras se aireen, por ser ciertos, avances y logros que cambien de una vez nuestro rumbo.

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