Alcaraz desactiva a Paul y ya está en cuartos de Miami
El pupilo de Ferrero muestra su versión más segura ante el estadounidense, que llevaba una racha de 12 partidos consecutivos ganando a tenistas españoles
Tenía Tommy Paul, 25 años, 19 del mundo, el antídoto contra los jugadores españoles. Desde febrero de 2022, en Acapulco, cuando perdió 6-0 y 7-6 (5) contra Rafael Nadal, acumulaba el estadounidense doce victorias consecutivas contra tenistas nacionales. Incluía en esa lista al propio Nadal y también a Carlos Alcaraz, en el Masters 1.000 de Canadá, aunque no fue fácil (6-7 (4), 7-6 (7) y 6-3).
Pero era otro Alcaraz, no este que se pasea por Miami como si fuera su casa. Tercera victoria en este torneo, en el que defiende corona, y con la solvencia de los dos anteriores. El antídoto de Paul ya no funciona.
Porque este Alcaraz parece ver antes de hora dónde va a estar la pelota y dónde está el hueco que dejará el rival aunque este todavía no lo sepa. Ante Paul, gran jugador que hace difícil cada encuentro con él, un revés más que solvente y una derecha contundente, tenía que hacerlo todo bien, no ceder terreno ni, por supuesto, despistarse con su servicio; el estadounidense va sobrado de armamento en ese primer golpe.
Pero el murciano estaba siempre ahí, en cualquier lado, en todos los lados. Para poner siempre la pelota en juego ante el primer saque (limitó Paul sus saques directos a 5), restar los segundos saques un metro dentro de la línea, imparable con su revés; para poner en aprietos con bolas altas, para llevarlo de lado a lado y para sentenciarlo con la derecha.
O con una dejada de las suyas, como terminó el primer set. No sin sufrir, que de eso también ha aprendido bastante el murciano. Porque después de conseguir lo más difícil, robarle un turno de saque a Paul, y después de que se aferrar uno y otro a partir de ahí a su servicio, se enredó él mismo cuando sacaba con 5-4. Una doble falta, un resto del estadounidense a los pies, una bola que toca la cinta y pasa y otra que no, una bola de break superada con un error del rival, una bola de set que se le escapa, una segunda en la que por fin el saque (57% de primeros en ese primer parcial) consigue la fuerza necesaria para llevar a Paul hacia atrás y la dejada lo deja clavado.
A este Paul se le aplaudió de lo lindo en Miami no solo por jugar como local. También porque tiene ese carácter trabajador y persistente, de los que obligan a seguir jugando, a sacar todos los recursos, a mantener la concentración, porque no baja los brazos. Ahí estuvo siempre. A pesar de perder su saque en el quinto juego del primer set, a pesar de casi perderlo en el primer juego del segundo. Bola de break tuvo Alcaraz, pero ahí estuvo Paul, obligando al español a ganarse otra oportunidad en el siguiente turno.
Este Alcaraz se la ganó, y es peligroso darle dos oportunidades. Encontró de nuevo el agujero, el break, y allí metió a Paul, por mucho que insistiera en mantenerse a flote en los siguientes turnos de saque. En todos sufrió y en todos se vio que este Alcaraz está completo: de herramientas, de soluciones, de concentración, de físico, de ganas, de ideas, de potencia y de control. Hubo puntos de los que aparecen después en los highlights, todos con la mano del murciano como protagonista, pero este Alcaraz está más serio que nunca: puños cerrados, un dedo a la cabeza y asentimientos como máximos gestos de euforia durante la hora y 36 minutos. Nada más.
La fórmula que funciona desde que comenzara en febrero su 2023, 17 victorias de 18 posibles. Títulos en Buenos Aires, Indian Wells y, por el momento, cuartos de Miami. Siguiente trampa: Taylor Fritz, otro estadounidense para desactivar. Este Alcaraz tiene las herramientas.