Alegre expectativa, desencantada fatiga
Desde donde escribo, Biar queda lejos. Como mayo aproximadamente
Desde donde escribo, Biar queda lejos. Como mayo aproximadamente. Lo que no quita para que muchas veces me acuerde del pueblo cercano y de sus entrañables fiestas de Moros y Cristianos en honor a la Mare de Déu. Siempre con nostalgia. Desde el aprecio a sus buenas gentes.
Hace años, cuando bajo el pretencioso pseudónimo de Patronio escribíamos Contemplación de la sorpresa dedicamos un capítulo a las fiestas de Biar. Bellísimas. Y en aquel artículo, titulado "Entre rollets i fogasses", traíamos entre otras cosas los decires que año tras año repetían los villeneros y las villeneras cuando participaban de la celebración: el contraste entre "¡A las fiestas de Biar!" (Gritado antes con tanto énfasis e ilusión) y "De las fiestas de Biar." (Fatigado y sordo, cansino, muy tierno y muy satisfecho). Respuestas respectivas a las preguntas "¿A dónde vas?" y "¿De dónde vienes?…" Y lo evidente no dejaba cabida a la Metafísica —decíamos.
José Saramago, en La balsa de piedra recoge un dicho portugués que nos ha traído la memoria del nuestro comarcal. Eso sí, redactándolo con la destreza del que se divierte mucho con el lenguaje. Dominándolo caprichosamente:
Adónde vas, Voy a la fiesta, De dónde vienes, Vengo de la fiesta, hasta sin ayuda de signos de exclamación se ve en seguida la diferencia que hay entre la alegre expectativa de la primera respuesta y la desencantada fatiga de la segunda, sólo en la página en que quedan escritas parecen iguales.
Visto lo visto, recordando, parece que Biar y mayo no nos quedaban tan lejos.
Sí Portugal. Una lástima. O tampoco.