Alegría, cerveza, vino y tapas en una inolvidable segunda edición del Rabalfest
La segunda edición del Rabalfest, que se celebraba en el corazón de Villena el pasado sábado 6, ha superado las expectativas de los organizadores, registrando un éxito aún mayor que el vivido en 2012. A lo largo de todo el día vecinos y visitantes dieron cuenta de 1.800 litros de cerveza alemana y centenares de litros de vino villenero, al son de la música que hasta la 1 de la madrugada sonó en el patio de la Tercia y la bodega El Caracol.
La organización de este evento, que pretende ser una fusión de dos tradiciones del mes de octubre la fiesta de la vendimia que se celebra en España y el Oktoberfest, la fiesta alemana de la cerveza, corría a cargo una vez más de la Asociación de Vecinos del Rabal, contando con la colaboración del Club Carnaval de Calpe, que celebra el Oktoberfest más multitudinario de cuantos se organizan en España.
Como ya ocurriera en el primer Rabalfest, una treintena de alemanes residentes en Calpe se desplazaron hasta Villena para disfrutar de esta particular celebración. Aprovecharon su estancia en la ciudad para hacer turismo, visitando el yacimiento prehistórico de Cabezo Redondo y una bodega. Además el guía Feike Veldman el holandés más villenero les mostró la particular arquitectura de varias casas particulares de vecinos del Rabal, que no tuvieron inconveniente en abrirles sus puertas.
Precisamente los presidentes de ambos colectivos, Pepe Cabanes y Gunter Janh, fueron los encargados de inaugurar el festejo a mediodía, pinchando un barril de cerveza el primero y descorchando una botella de vino el segundo. A partir de entonces unos 50 vecinos y simpatizantes del Rabal, ataviados con el traje típico bávaro, trabajaron sin descanso para servir a los asistentes las jarras de medio litro de rubia alemana, habiéndose consumido 500 litros a las 3 de la tarde, y eso que la avalancha de público aún estaba por llegar, pues fue mediada la tarde cuando el ambiente comenzó a ser espectacular. No obstante, la organización, que ha aprendido de la primera edición, superó con creces el reto, habiendo más voluntarios, grifos de cerveza y metros de barra para atender con normalidad al numerosísimo público asistente.
Tapas, vino, baile, amistad
Y para sumergirse aún más en este ambiente, quienes lo desearon pudieron degustar durante todo el día las tradicionales salchichas, ensalada de patata y los deliciosos pretzels. Al mismo tiempo, en la cercana Bodega El Caracol ubicada en la calle Baja los voluntarios se afanaban por atender a quienes se acercaban a degustar los vinos de la zona, acompañados de tapas villeneras.
Pero el intercambio gastronómico no se quedó ahí, puesto que a mediodía los vecinos de Rabal compartieron una comida de hermandad con sus visitantes alemanes y los villeneros que quisieron sumarse al ágape, en el que se sirvieron unas 250 comidas, que se degustaron en el patio y la plaza de La Tercia, decorados para la ocasión al más puro estilo de Munich.
Sin descanso sonó la música típica de Bavaria en La Tercia, pero la verdadera fiesta comenzó a las 6 de la tarde, cuando varios de los germanos presentes deleitaron a los presentes con cantos propios del folclore de su país, ataviados también con su traje típico. A partir de entonces, y hasta bien entrada la noche, la celebración fue a más, alcanzándose tal número de visitantes que el patio de las antiguas escuelas de La Tercia se quedó pequeño para una jornada de convivencia hispano-alemana que, sin duda, alcanzará muchas más ediciones, visto el éxito obtenido en sus primeros años de andadura.