Alicante taurino

Al tiempo que las Hogueras, se celebra la Feria taurina de San Juan, que marca un hito en la actualidad taurina nacional y una referencia de carácter cultural en el calendario alicantino. La temporada de 2006 nos ha traído en esta tierra dos sucesos que ya forman parte de la historia de la tauromaquia. En primer lugar recordaré el fallecimiento de Vicente Blau, El Tino. Lo enterraron la víspera del lunes de San Vicente cuando todavía era joven.
Pocos días después conocimos que José María Manzanares se cortó la coleta en la Maestranza. Sin previo aviso ordenó a su hijo que ejecutara un trámite que se sitúa en las antípodas de la alternativa, aunque muchos han sido los que han regresado al poco, algunos por afición y muchos por necesidad. Le dio la alternativa Luis Miguel Dominguín la tarde de San Juan de 1971, así que echen cuentas sobre su currículo. A Manzanares le encanta la playa y atiende con más o menos gusto a los aficionados. Le hubiese encantado que su hijo ya estuviera sentado en el trono, algo que está lejos de ocurrir y mucho nos tememos que todo quede en nada. Tras su retirada llega la orfandad parcial y el estandarte alicantino queda en manos de Esplá únicamente, quien hace tan sólo unos días manifestó que por el momento no pensaba en el adiós a las armas y que además su hijo ya estaba comenzando a torear.
Ángel Carratalá, a finales del XIX, fue el primer alicantino que como novillero ejerció esta profesión de torero y desde entonces han sido muchos y algunos bastante buenos: Pacorro, El Tino, El Caracol, El Lince, El Inclusero (que se retiró el pasado lunes), Arturo Blau Espadas, Manolo Molina, Ramón Escudero, Luis José Amador, Álvaro Oliver, Paco Cervantes, El Renco, Palazón
Esta feria nos sirve a los de Villena para matar el gusanillo, para ver a las figuras de siempre, a los nuevos valores y los triunfadores de las ferias de Abril y de San Isidro. Ahora además, gracias a la gestión de Pedro Manzanares al frente de la empresa que regenta la plaza de Alicante, llevamos unos años disfrutando de ganaderías emblemáticas como Palha, Veragua o Cebada Gago, por cuya sangre corre casta y bravura, lejos de los toros pastueños y zambombos que tanto gustan a los líderes del escalafón. Hasta septiembre, en Albacete y Murcia, no veremos más corridas.
Antes y después de los toros, por estas fechas en Alicante se agolpan los eventos de carácter cultural que tratan sobre la tauromaquia: Hemos podido presenciar un recital de flamenco, con Juan Antonio Esplá a la guitarra y Paquiro recitando soleares, segurillas y bulerías; Exposiciones de pintura y escultura, de Goya, de Caballero y de Barjola; Las presentaciones de las biografías de Marcial Lalanda y Agustín de Foxá a cargo de su autor, el buen profesor y mejor aficionado Andrés Amorós; Conferencias y charlas como en las que se lucieron Jaime de Armiñán y el propio Luis Francisco Esplá. Esa tarde-noche se sirvió un aperitivo a la escasa concurrencia y como al acto asistí solo, solo me fui a un rincón a tomar una cerveza y mirar el panorama. Diré que tuve suerte de que los ponentes fueron a parar a ese mismo rincón, comenzando inmediatamente una tertulia que no desaproveché. Tanto el cineasta como el matador son excelentes profesionales y grandes conversadores. Armiñán ha llevado al cine como nadie la tauromaquia y el ambiente taurino, y Esplá, como buen pintor, ha dotado a la tauromaquia actual de unas pinceladas de toreo antiguo y suertes olvidadas que se hubiesen perdido sin él.