Abandonad toda esperanza

Almodóvar en pequeñas dosis

Abandonad toda esperanza, salmo 818º

Salvo excepciones muy contadas, no me gustan los cortometrajes. Sí, ya sé que el problema es mío: que a lo largo de la historia del cine encontramos varias obras maestras en ese formato, que el talento técnico y visual de los cineastas puede plasmarse perfectamente en menos de treinta minutos, y que es un territorio perfecto para foguearse como realizador a la hora de debutar tras las cámaras. Pero a mí, insisto que salvo casos muy puntuales, siempre me saben a poco. Y con los cortos de Pedro Almodóvar me pasa exactamente eso: su anterior La voz humana ya me dejó bastante insatisfecho, por mucho monólogo de Jean Cocteau que le sirviese de base y mucha Tilda Swinton que se pusiera al servicio del director manchego. Y con Extraña forma de vida me ha ocurrido tres cuartos de lo mismo.

Ethan Hawke y Pedro Pascal, antiguos amigos y amantes que se reencuentran años después

Supongo que todo el mundo se habrá enterado ya de que el autor de La ley del deseo se ha resarcido de no haberse atrevido a aceptar en su día la propuesta de dirigir Brokeback Mountain -que acabó filmando con gran acierto el taiwanés Ang Lee, al que aceptar el encargo le valió finalmente un Oscar- realizando su particular western gay... de apenas media hora de duración. Para ello, ha contado con una pareja de espléndidos actores, Ethan Hawke y el hoy muy de moda Pedro Pascal; así como con buena parte de su equipo técnico habitual. El resultado es una filigrana formal en la que uno entra con facilidad, donde destacan especialmente Hawke y su voz gutural, y que remite a grandes clásicos del género como Johnny Guitar o Grupo salvaje: la pareja protagonista puede verse como trasuntos de Joan Crawford y Sterling Hayden en la primera, mientras que el flashback con las prostitutas mexicanas recuerda irremediablemente al clásico de Sam Peckinpah. Pero no puedo evitar quedarme con la frustrante reacción de “¿Y eso es todo?” en cuanto arrancan los créditos finales; de hecho, mi sensación es que lo verdaderamente interesante de la historia comenzaría justo entonces, y que por tanto he asistido al primer acto de un largometraje lamentablemente inacabado. Pero ya digo: supongo que el problema es mío. O no.

Patty Diphusa fue una suerte de álter ego literario del propio Almodóvar

A pesar de lo dicho, como con la literatura esto me pasa algo menos (aunque a veces, también) y soy bastante más tolerante con la narrativa breve, me he acercado con bastante curiosidad a El último sueño; esto es, la primera antología de relatos firmados por el autor de Tacones lejanos, quien ya publicó en su día la novela Fuego en las entrañas y las crónicas de su álter ego Patty Diphusa. En esta ocasión estamos ante una docena de cuentos escritos a lo largo de toda su vida adulta: desde finales de la década de los sesenta hasta la actualidad, y que pueden entenderse (según palabras de su propio autor) como “lo más parecido a una autobiografía fragmentada, incompleta y algo críptica” que ha sido capaz de atreverse a sacar a la luz. De hecho, cuatro de los doce textos son una suerte de diario personal sin ficción interpuesta. Otros acabaron convirtiéndose en películas como La mala educación o Dolor y gloria (dicho sea de paso, quizá mis dos favoritas de entre todas las suyas). En el resto, donde cohabitan ficción pura y dura y textos cercanos al artículo periodístico, también se aprecian ecos de los temas y los referentes culturales (Tennessee Williams, John Cassavetes, Chavela Vargas...) que jalonan una de las filmografías más admiradas del cine no ya español, sino europeo, de nuestro tiempo. En resumidas cuentas: un volumen indispensable para los admiradores del cine de su autor, e imagino que de escaso interés para los que abominen de su figura; que haberlos, haylos, y no son precisamente pocos. He de aclarar que yo no me cuento entre estos últimos... salvo cuando decide dirigir cortometrajes.

“La visita”, primer relato incluido en “El último sueño”, fue la base del film “La mala educación”

Y eso es todo por hoy. Porque si Pedro Almodóvar puede estrenar una película corta como Extraña forma de vida -con cartel que homenajea a Elvis y Andy Warhol incluido- y que llegue a los cines españoles con un estreno por todo lo alto, similar al de cualquier largometraje de primera fila; o publicar un puñado de relatos cortos como los recogidos en El último sueño... yo también puedo hacer algo parecido aquí. Vamos, digo yo.

Extraña forma de vida se proyecta en cines de toda España; El último sueño está editado por Reservoir Books.

(Votos: 5 Promedio: 5)

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