Amanece, que no es poco
Jóvenes y no tan jóvenes, ebrios de felicidad, apuran la diversión hasta que la salida del sol les recuerda que está dando comienzo la Diana, y con ella, una nueva e intensa jornada festera...
El variado y extenso programa de actos que compone las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena ofrece en su última línea una cita ineludible para aquellos amantes de la noche, el baile y la diversión: las tradicionales verbenas populares, a celebrar en los lugares de costumbre.
Pero lo cierto y verdad es que ni todos los lugares son de costumbre, habida cuenta de las transformaciones y los cambios en el emplazamiento de las sedes, ni las verbenas, al menos muchas de ellas, son verbenas tradicionales, entendiendo el término como una fiesta popular con baile que se celebra por la noche. En efecto, con el paso de los años hemos asistido a la superación de esa imagen costumbrista, que sitúa la verbena en una plaza a la que indistintamente asisten mayores y pequeños, para dar paso a verdaderas salas de fiesta gestionadas por profesionales aunque propiedad de las distintas comparsas, verdaderas joyas de su patrimonio que ofrecen una amplia variedad de ambientes, público y oferta musical y que, en algunos casos, acogen en su aforo a miles de personas hasta que los primeros rayos de sol despuntan sobre la línea del horizonte.
Sin duda, no hay mejor modo para que el visitante se impregne de la alegría reinante y pueda alcanzar a conocer en toda su extensión el ambiente festero que realizar aunque sea por una noche, después podrá elegir según sus gustos un recorrido por los diferentes locales: tomando como punto de partida la sede de la comparsa de Almogávares, en la calle San Cristóbal, que no hace tanto inauguró, con motivo del cincuenta aniversario de la entidad, un nuevo patio que ha permitido trasladar su verbena de la calle al interior del edificio sin perder con ello el goce de disfrutar del cielo estrellado como techo, el visitante puede trasladarse después a la Guarida Pirata, en la calle Ferriz, un gran recinto, también al aire libre, en el que actuarán varias orquestas diferentes y que permanecerá abierto hasta las 6:30 horas. Unos metros más allá, en la Plaza Mayor, encontramos la sede de la comparsa de Cristianos, donde podemos disfrutar, en pleno casco histórico, de música y baile en un ambiente más relajado y familiar.
Con todo, el epicentro de la movida nocturna se encuentra en las afueras de la ciudad, más concretamente a la entrada de Villena desde Alicante. Allí, separadas por apenas cien metros, se ubican La Cábila y La Troya, recintos al aire libre que concentran a miles de personas ávidas de música y diversión. La Cábila, propiedad de la comparsa de Moros Nuevos, fue inaugurada en 1991 y recrea un ambiente de estilo árabe, con fuente, arcos de herradura, palmeras y oliveras que consiguen que la estancia allí nos transporte a los cuentos de las mil y una noches. La Troya, propiedad de la comparsa de Estudiantes, es el destino elegido por la gran mayoría de los villenenses y visitantes. Su aparición en 1950 revolucionó las Fiestas, al acabar con las típicas verbenas populares y convertir los bailes nocturnos en una atracción más para el público. Establecida definitivamente desde 1975, La Troya es un recinto de grandes dimensiones que cuenta con dos escenarios independientes en los cuales se alternan las actuaciones (dos orquestas por noche), permitiendo así crear diferentes ambientes que invitan al disfrute de jóvenes y no tan jóvenes, que ebrios de felicidad apuran la diversión hasta que la salida del sol les recuerda que está dando comienzo la Diana, y con ella, una nueva jornada plagada de desfiles, actos religiosos, comidas, tertulias y demás acontecimientos que convierten a Villena, entre el 4 y el 9 de septiembre, en un gigantesco centro de ocio abierto las 24 horas del día.