Sociedad

Amnistía Internacional Villena, en el Día Internacional de la Mujer

Amnistía Internacional – Grupo Local de Villena, con motivo del Día Internacional por los Derechos de la Mujer, hace un llamamiento a la comunidad internacional para que respeten los derechos sexuales y reproductivos de las niñas y las mujeres, impulsando políticas que las protejan de estas vulneraciones de sus Derechos Humanos.
Latifah, una niña indonesia de 14 años, fue acusada de adulterio cuando acudió a denunciar que había sido violada. Louisa, de Burkina Faso, fue insultada y abofeteada mientras daba a luz en un hospital local. A Marta, en Indonesia, le negaron anticonceptivos en un centro de salud de Yakarta porque aún no había tenido hijos. Los nombres de estas mujeres son ficticios, pero sus historias son reales y muestran las consecuencias de la arraigada discriminación que sufren millones de mujeres y niñas de todo el mundo, simplemente debido a su género.

Cuando se carece de acceso a servicios de salud efectivos y de información sobre ellos, las consecuencias pueden ser catastróficas. En muchos países, la falta de autonomía y capacidad decisoria suele constituir un impedimento adicional para las mujeres y niñas.

La ONU ha denunciado que cada día mueren en torno a 800 mujeres por causas relacionadas con el embarazo y el parto, y que, por cada una de ellas, otras 20 soportan sufrimiento durante toda la vida como consecuencia de lesiones, infecciones, enfermedades o discapacidades derivadas del embarazo, el parto o abortos practicados en condiciones de riesgo. De Indonesia a Perú, de Sierra Leona a Estados Unidos, millones de mujeres y niñas pagan con su vida las políticas de salud fallidas, la atención insuficiente, y las leyes discriminatorias.

En muchos países, a las mujeres y las niñas les resulta casi imposible acceder a información y servicios básicos de salud sexual y reproductiva. AI ha documentado que las mujeres que viven en la pobreza, aunque consigan llegar a los centros de salud, a veces son objeto de maltrato por parte de profesionales de la salud que no entienden sus necesidades y que, en ocasiones, ni siquiera hablan su idioma. No sólo ocurre en países del Sur del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, a muchas mujeres las habían echado del centro de salud justo después de dar a luz porque no tenían dinero suficiente para pagar el tratamiento.

Cada año, millones de mujeres y niñas se encuentran con obstáculos casi insalvables para acceder a la atención a la salud más básica, especialmente la salud sexual y reproductiva. Se les niega el acceso a información, anticonceptivos, servicios obstétricos de emergencia, e incluso a reparaciones por la atención de baja calidad. La realidad es que muchas muertes y lesiones relacionadas con el embarazo y el parto son evitables.

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