Anímense
Abandonad toda esperanza, salmo 101º
Nuestro buen propósito para hoy es echar por tierra injustos prejuicios, tarea ardua donde las haya. Empecemos diciéndolo alto y claro: las Tortugas Ninja molan. No, no se me ha ido la cabeza aunque lo parezca, porque no me refiero a la lamentable serie de dibujos animados de televisión, sino al cómic de Kevin Eastman y Peter Laird del que aquella era una versión ridícula e infantiloide que ha dado mala fama a unos personajes con un punto de entrañable. Pero, para poner los puntos sobre las íes, este verano se ha estrenado TMNT, un largometraje de animación que sin ser ninguna obra maestra ofrece un digno divertimento más fiel al tebeo original.
Y es que debemos meternos en la cabeza de una vez por todas que la animación no es exclusivamente para niños. Al menos no siempre: cojan a sus hijos y prueben a ponerles Akira, y verán qué pronto se les duermen de aburrimiento ante esta ciencia ficción apocalíptica de indudable calado filosófico. Mejor no prueben con el hentai, dibujos animados pornográficos que, a buen seguro, no les aburrirían del todo.
Pero no siempre hay que elegir entre animación para niños y animación para adultos: en ocasiones unos y otros pueden disfrutar de igual manera, aunque por razones distintas, de una misma película. Y Brad Bird lo demuestra una y otra vez.
Bird provenía del equipo creativo de Los Simpson (otro flagrante caso de animación para adultos que aquí se empeñan en emitir en horario infantil), cuando en 1999 decidió marcharse del medio televisivo y saltar a la gran pantalla. El resultado fue El gigante de hierro, historia de amistad entre un niño y un robot extraterrestre en los años 50, en unos Estados Unidos aterrorizados por la paranoia ante una posible amenaza comunista. El film, de narración modélica y factura impecable, habla de la capacidad del libre albedrío innata en todos los hombres, y culmina con un final sobrecogedor y repleto de emoción.
Pero la película que convirtió a Bird en un autor (sí, un autor) a seguir fue Los Increíbles, excepcional film de superhéroes producido por Pixar que no se basa en cómic preexistente alguno, y que sin embargo supera a casi todas las adaptaciones que se han realizado hasta la fecha; a la vez parodia y sublimación del género, se trata de un film post Watchmen de inabarcable alcance que un servidor nunca se cansaría de ver.
¿Y por qué hablamos hoy de este cineasta? Pues porque todavía anda por la cartelera su último trabajo en Pixar, Ratatouille, otra película de animación infográfica que debería gustar tanto a padres como a hijos, y donde se nos habla de la fuerza de voluntad a la hora de conseguir nuestros sueños y del lugar que todos estamos destinados a ocupar en el universo. Ahí es nada.
Pues eso: no le cierren las puertas a la animación. Anímense, que no cuesta nada.
TMNT (el cómic) está editado por Norma Editorial; TMNT (la película) y Ratatouille se proyectan en cines de toda España.