Artículo de opinión: «Según Esquembre, ‘los villeneros y las villeneras son unos ilusos'»
Estamos en la era de la mentira. O lo que algunos denominan eufemísticamente posverdad. No hace falta irse muy lejos para comprobar que Donald Trump no es el único que la pone en práctica para ganar elecciones y seguir actuando con total impunidad, sin aparentes consecuencias.
La demagogia entendida como la acción de regalar los oídos al pueblo es reconocible cuando aparece en un discurso político. El tono afectado, plagado de exageraciones y peroratas carentes de cualquier argumentación lógica dejan al orador en evidencia. Sin embargo, aún es más evidente que continúa siendo un instrumento muy eficaz para engañar y ganarse el favor de la ciudadanía. Cuando se carece de una actitud independiente, crítica y reflexiva se es más vulnerable a la manipulación emocional.
Alimentar la credulidad es relativamente fácil. Basta con construir mensajes simples y directos capaces de conectar con las creencias y los prejuicios de la masa social. No hay que convencer, solo confirmar una idea preexistente. Las justificaciones son lo de menos. Incluso, la tergiversación o la opacidad se dan por buenas cuando contribuyen a difundir lo que interesa, tanto para centrar como para distraer la atención de la audiencia.
Por supuesto que el alcalde nunca ha expresado, al menos públicamente, la frase que sirve como titular de este artículo. Un comentario que no sería nada apropiado en una persona que la mayoría de la población considera buena y honesta. Así lo demuestra su preocupación por causas tan dignas y encomiables como las del pueblo saharaui y armenio defendidas en sendas mociones en el último Pleno. Además, Esquembre ostenta la máxima representación institucional del municipio y no podría permitirse una ofensa y una desconsideración de tal calibre.
Pero no sabemos si lo ha pensado alguna vez. Atendiendo a los recientes acontecimientos, las declaraciones y las informaciones publicadas sobre la imposibilidad de disponer de distrito único escolar el próximo curso, no es descabellado responder de manera afirmativa. Siempre le quedaba la excusa de tirar balones fuera, escudarse en la torpeza de otros o aludir a la dificultad de ser previsor. Pero empiezo a temer que existe la voluntad consciente por parte del equipo de gobierno de tomarnos el pelo a sabiendas.
Alguien ha mentido en este asunto. Mientras la documentación remitida previamente por la Dirección Territorial al Ayuntamiento era taxativa al respecto, las manifestaciones en rueda de prensa del alcalde tras la reunión con el conseller de Educación en Valencia ofrecían una versión diferente, generando falsas expectativas entre la comunidad educativa local y los partidos de la oposición.
Ya son varias las ocasiones en las que se ha pillado a los Verdes en renuncios y contradicciones increíbles a lo largo de esta legislatura. Por tanto, algo habremos aprendido. El problema ya no es de ellos, sino de nosotros y nosotras si seguimos creyéndonos cualquier cosa o nos dejamos engañar. Entonces sí seríamos unos ilusos de verdad de la buena. Por cierto, algo también aplicable con mucho más motivo a la corrupción, el PP y Mariano Rajoy.