Artistas
Abandonad toda esperanza, salmo 304º
Me resulta harto curioso que un arte como el cómic, visual por definición y además lógicamente muy influenciado por las artes pictóricas, no le haya hecho demasiado caso a las vidas de los artistas que constituyen la historia de la pintura universal: se nos pueden ocurrir docenas de historietas con escritores como protagonistas, pero apenas caigo en algún título que refleje la vida íntima de los pintores. Hasta hace nada solo me acordaba de uno que hace meses les recomendé justo en la sección de aquí al lado: un estupendo tebeo sobre la escapada de Gauguin a Tahití. Ahora ya puedo citar dos, tras la reciente publicación de un cómic sobre Marc Chagall, figura clave de la pintura del siglo pasado... que lo fue literalmente durante casi todo el siglo, dicho sea de paso: este buen hombre nació en Vitebsk, la actual Bielorrusia, en 1887, y aguantó el temporal hasta 1985.
Chagall en Rusia, que así se titula la novela gráfica en cuestión, es la última obra de Joann Sfar, del que ya les he hablado más de una vez y por el que siento un cariño especial: muy pocos autores, y menos aún jóvenes como este irreverente francés de apenas cuarenta años, se expresan con una libertad tan provocadora y arrogante. Leyendo esta obra, que supone su regreso al mundo editorial después de dirigir dos largometrajes, la estupenda Gainsbourg y El gato del rabino (este un film de animación basado en su tebeo de igual título), solo se me antoja como algo comparable las últimas obras de autores tan veteranos (y grandiosos, cada uno a su manera) como Robert Crumb o Moebius. Y es que Chagall en Rusia es un surrealista estallido de colores en el que el joven Marc, para conseguir la mano de la mujer a la que ama, intenta abandonar su vida bohemia de pintor y reciclarse en otra profesión igualmente creativa pero mucho mejor vista: la de dramaturgo (sic). Una delicia cargada de magia y muy alejada de lo que se entiende por una biografía al uso.
Como muestra de la libertad con la que Sfar acomete su proyecto, está también que deje fuera del relato un gran número de episodios significativos, tanto como el de la polémica que generó el que le encargaran precisamente a un judío como él una serie de cien gouaches que ilustraran otras tantas fábulas inmortales de un clásico aparentemente intocable de las letras francesas: Jean de La Fontaine. El resultado fue una exposición que levantó ampollas en 1930, pero de la que pese a ello se vendieron la mayoría de las ilustraciones expuestas. Desde entonces, este proyecto de Chagall ha vivido una serie de peripecias dignas de un relato de espías de los que hablábamos la semana pasada; tanto es así que hasta nuestros días solo han llegado menos de la mitad de los dibujos... los cuales, junto a los textos que ilustran, forman uno de los libros más hermosos que he tenido la oportunidad de leer (y ver) últimamente, publicado con el primor habitual por Libros del Zorro Rojo. Una editorial, por cierto, con un catálogo de libros ilustrados exquisito de principio a fin, donde podemos encontrar a dibujantes de cómics a los que la etiqueta de artista no les queda precisamente grande: Alcatena, José Muñoz, Breccia (Enrique), Lorenzo Mattotti... en igualdad de condiciones a otros de esos que, como de Chagall, dicen algunos que son artistas de verdad. Ellos sabrán.
Chagall en Rusia y Fábulas están editados por 451 Editores y Libros del Zorro Rojo respectivamente.