Apaga y vámonos

¡Aúpa Lumbreiras!

Desgraciadamente para algunos, no ha habido nada grave que lamentar. No han desaparecido coches, ni se han levantado barricadas con contenedores ardientes, ni hubo saqueos en los comercios de la zona tras reventar sus escaparates… en realidad, salvo las patochadas de unos cuantos borrachos, todo ha salido de maravilla.
Apenas se acababa de anunciar que Villena acogería el festival de rock Aupa Lumbreiras y ya se alzaban las primeras voces: ¡Oigan, que uno de los grupos hace apología del terrorismo! Pues mire usted, no. Y no es que lo diga yo, es que lo dijo la Audiencia Nacional, y como aún hubo quien recurrió esa sentencia, lo acabó ratificando el Tribunal Supremo del Reino de España. O sea, que por ese flanco había poco que rascar, aunque alguno lo intentara para hacerse un poco de publicidad.

Más graciosos son aquellos que, hinchados de orgullo, se pegan un grandioso golpe de pecho y proclaman a viva voz aquello de “¡No con los impuestos de los villeneros!”. Pues mire usted, tampoco, que todo ha corrido a cargo de los promotores del concierto, y que de lo único que tenía que poner el ayuntamiento –las horas extra de la Policía y los operarios de limpieza– finalmente se ahorró la mitad, pues la Policía anunció semanas atrás que dejaba de hacer horas.

Total, que llegó y pasó el día D y al final el balance es totalmente positivo en todos los aspectos, por mucho que los agoreros desearan lo contrario. La gente llegó desde todos los rincones de España; se vivió un auténtico ambientazo dentro y fuera de La Plaza; los grupos dieron lo mejor de sí y contentaron a sus seguidores; la famosa acústica del edificio, tan denostada, resulta que ya no es tan mala, y los buenos ingenieros de sonido consiguieron sacarle al evento una sonorización más que aceptable; los villeneros como yo, a los que los grupos que actuaban ni fu ni fa, pudimos disfrutar de un sábado diferente y de lo más entretenido; los amantes de este tipo de música gozaron de una auténtica fiesta y, lo que para mí es más importante, muchos comerciantes y hosteleros de Villena se beneficiaron de la llegada a nuestra ciudad de unas 6.000 personas, con todo lo que ello supone.

Obviamente, que se concentre tanta gente también acarrea problemas, sobre todo de infraestructuras, pues las habituales no son suficientes para atender de manera inmediata todas las necesidades, y de ahí que haya que lamentar episodios esporádicos consistentes en gente borracha o colocada orinando, vomitando o cosas peores en la calle y en algún portal que otro. No creo que haya duda a la hora de calificar como guarros, marranos o cerdos a quienes así actúan, pero también estaremos de acuerdo en que las actuaciones aisladas de ciertos individuos no nos pueden dar pie para calificar a un colectivo entero, porque de ser así habría que recordar cómo amanece el entorno de la Plaza de Santiago cada domingo, los restos que deja el mercado semanal de los jueves o, sobre todo, la falta de higiene que caracteriza a Villena durante la celebración de sus Fiestas de septiembre…

En resumidas cuentas, cualquiera es libre de quejarse, pero no podrán dejar de reconocer que la celebración en Villena de la fiesta de presentación del Aupa Lumbreiras ha sido un auténtico éxito. Por lo demás, solo queda recordar que lo del sábado era solo eso, la fiesta de presentación. El auténtico festival se celebrará en julio, y la afluencia de público se multiplicará por cinco o seis. A más de uno se le va a atragantar el verano… y yo que me alegro.

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