Arte

Autorías de los monumentos al Capitán Ángel Hernández Menor y el retablo mayor de Santiago

El pasado mes de febrero, en este periódico (nº 431), leí un artículo titulado “En defensa de los derechos de autor de Antonio Navarro Santafé”. Lo firmaba Isabel María López Pérez, licenciada en Historia del Arte y cuñada de Antonio Navarro Santafé. En él hace un alegato en contra de lo escrito sobre las dos obras que dan título a este artículo en mi libro “Canteros y Escultores en Villena 1870-1970”, premiado por la Fundación José María Soler.
Isabel Mª López defiende los derechos de autor de su pariente acusándome de haber pisoteado su prestigio y honor. Nada más lejos de mi intención faltar a Navarro Santafé, persona que siempre admiraré por su valía de gran escultor, pero como investigador no puedo faltar a la verdad si los documentos oficiales corroboran quién fue el ejecutor de las mencionadas obras, y esto conlleva que le otorgue la autoría al escultor Francisco Cerdán Milán.

Para aclaración sobre la biografía de Antonio Navarro Santafé diré que, seis años antes de su fallecimiento, se dedicó a recopilar documentos y obras escultóricas (modelados) con la mejor intención, pues se trataba de hacer su estudio-museo para donarlo al pueblo de Villena, como así sucedió. El libro fue publicado por el Ayuntamiento en 2007, es decir, 24 años después de su fallecimiento, pero también 14 años después del fallecimiento de Pedro Hernández Hurtado, su biógrafo. Por ello estimo que las incongruencias escritas en su biografía no debieron ser dictadas por Navarro Santafé, teniendo en cuenta que fue persona sencilla, íntegra y no mentirosa. Por tanto, las no verdades e incongruencias escritas alguien las tuvo que escribir. Posiblemente los tiempos apuntaban en “voz populi” que estas obras eran de él y no de Cerdán Milán, persona que entre 1980 y 2007 era considerado cantero o marmolista (no escultor), y, con el ánimo de engrandecer a Navarro Santafé, la familia redactó este oscurantismo hallado por mí que la señora Isabel Mª da como verdad incuestionable.

La biografía omite tiempo y lugar sobre la ejecución de estas dos obras, y nos da a entender que Cerdán Milán era un cantero y estaba al servicio de Navarro Santafé, todo esto defendido por Isabel Mª, opinión que no comparto, por lo que reitero y recomiendo se lean las páginas 73-75 y 100-203 de la biografía y encontrarán las incongruencias afrontadas con la realidad documental expuesta.

Monumento al capitán Hernández Menor
1930. Acta sesión permanente del 6 de febrero, presidiendo la sesión el primer teniente de alcalde D. José Hernández Menor, página 96. “Según el teniente de alcalde segundo, D. Joaquín Galipienzo Navarro, para conocimiento de la permanente. Que según le manifiesta el señor concejal Cerdán Milán, está bastante adelantada la confección de un busto del teniente Hernández Menor, que encargó por delegación que le hizo el señor alcalde presidente” .

1952. Acta sesión permanente, celebrada el 3 de junio, presidiendo el señor alcalde D. José Rocher Tallada, página 281. “Por unanimidad se aprueba, se restablezca en la placeta el busto al Capitán Ángel Hernández Menor, suprimiendo la fuente, encargando al arquitecto municipal, la ornamentación de la plaza y así mismo se encargue la modelación del busto al señor Cerdán, ejecutor del que anteriormente había, y que se procure, que todo esté hecho para las próximas fiestas, invitando a Muñoz Grande”.

1952. Acta sesión de Plenos, celebrada el 26 de junio. El alcalde presidente, D. José Rocher Tallada paginas 272-273, primer punto, sobre el Capitán D. Ángel Hernández Menor, tras hacer el alcalde una gran oratoria de exaltación sobre el heroico villenense en el que tuvo en su día erigido un monumento en su honor y que debía el pueblo reponerlo de nuevo. “Fue aprobado por unanimidad, pero que tuviese el mismo estilo con mayores proporciones que el anterior, adecuándolo al mismo lugar donde estuvo erigido el anterior, invitando para la inauguración al Ministro del Ejército, general Agustín Muñoz Grande, compañero de armas del finado. Encargando al artista local D. Francisco Cerdán Milán y que se ubique en la plaza religiosa Águeda Hernández. Para el adecuado emplazamiento del monumento al arquitecto municipal, suprimiendo la Fuente”.

Isabel Mª, en tu artículo afirmas que Navarro Santafé y su biógrafo fueron escrupulosamente rigurosos, diciendo siempre la verdad, y que tenían muy bien localizadas todas sus obras. Entonces, responderás ante los ciudadanos a todas las incongruencias y no verdades escritas que tú haces acopio. Los documentos oficiales dejan bien claro que Francisco Cerdán Milán fue el ejecutor del primero y segundo monumento al Capitán Ángel Hernández Menor, y no dan lugar a hacer ningún ejercicio mental como tú me reprocha en tu artículo.

Sobre el primer monumento 1930
¿Por qué omites que en 1928, cuando se realizó el primer monumento, Navarro tenía 22 años de edad y estaba enseñándose a esculpir en el taller del escultor García Talens? ¿Por qué no admites que entre 1928-1930 a Navarro Santafé en Villena no le conocía nadie como escultor? Tendrás que explicar cómo un concejal del Ayuntamiento de Villena, Cerdán Milán, que en 1928-1930 era reconocido escultor con taller propio, y que tenía la misión por delegación según acta de hacer el monumento reseñado, llamase a Navarro, que todavía no sabía esculpir, a Madrid, y le dejase su propio taller para hacer el monumento. ¿Por qué para justificar la autoría dices que fue un lapso propio de la edad de Antonio, al no recordar quien le encargó el primer monumento? ¿Por qué en la biografía trata a Cerdán Milán en tono peyorativo? ¿Por qué dices que la insignia de La Cruz Laureada de San Fernando la grabó en el fuste cuando estaba en el busto? ¿Por qué omites del acta de 1930, que fue un encargo que le hizo el alcalde a su concejal, que era a su vez escultor, y no fue una contratación por parte del Ayuntamiento?

Sobre el segundo monumento de 1956
Admites que lo realizó Cerdán Milán, pero dices, reconstruyéndolo con los restos del primero, previo pago de 10.000 pesetas de derechos de autor que le correspondían a tu pariente. En las fotos-documentos que presento se puede apreciar que los monumentos son del mismo estilo, pero completamente distintos en medidas y formas, y no fue reconstruido el segundo con los restos del primero (mientes), por tanto, tus argumentos no tienen validez alguna, fue un montaje de oscurantismo a favor de tu pariente el querer adjudicar los derechos de autor. ¿Por qué ocultas el contenido completo del acta, omitiendo que en ella, el 3 de junio de 1952, es donde se confirma que el señor alcalde D. José Rocher Tallada dice en su página 281,“ se encargue la modelación del busto al señor Cerdán, ejecutor del que anteriormente había?

Sobre el Retablo Mayor de Santiago
La inmensa mayoría de los ciudadanos de Villena no saben siquiera que existió el altar mayor de la Arciprestal de Santiago, nunca se publicó nada sobre ello. Yo intenté buscar en los archivos parroquiales, pero no se me facilitó documentación alguna, pues según la persona encargada no existen documentos de la década de 1940, fecha en que se supone pudo ser confeccionado y erigido dicho altar. Solo con certeza se sabe que fue desmantelado en 1965 tras la clausura del Concilio Vaticano II.

Pocas fiabilidades de los argumentos se dan en la biografía que defiende Isabel Mª, que reseña ínfimamente este retablo, pero si el proyecto fue de Navarro Santafé, ya es dudosa la fecha que le otorga en su biografía, 1939. Más dudosa aún es su ejecución, puesto que no le dedica descripción alguna a las esculturas que habían en el retablo: deja laguna de vacío sobre la supuesta obra suya. En mis investigaciones, entrevisté por suerte y antes de su fallecimiento a aquellos escultores aprendices de Cerdán Milán, personas que en su día y según ellos, fueron partícipes directos de la construcción de aquel retablo. Se trata de los escultores Antonio Soler Martínez y del pupilo del maestro Cerdán Milán, el escultor José García Molina; todos ellos conjuntamente con el escayolista Antonio Zapater Menor formaban la plantilla de trabajo en el taller del maestro escultor Francisco Cerdán Milán.

Según los coautores, “la construcción del retablo fue un acuerdo del cura párroco Juan Mañas y nuestro maestro Cerdán, pero no sabemos el precio que ajustaron. Mi maestro hizo los modelados-negativos y los pináculos. Antonio Zapater le ayudó también en los moldeados y luego nosotros los llenamos con mortero de cemento blanco, resina y polvo de mármol, y los terminó de pintar y decorar Zapater. Cuando terminábamos los sábados nos pagaba el sueldo. Las figuras nos la trajeron de fuera y cuando estuvo todo montado sobre soportes de madera, nosotros las colocamos en su sitio”. Sobre Navarro Santafé también me dijeron: “Lo vimos por el taller muchas veces, nos saludaba y decía cómo va eso, le decíamos, bien, mira… y decía, bien, bien, luego hablaba con Cerdán, nuestro maestro, y a veces discutían, pero en el taller no vimos que modelara nada”.

El anterior retablo de estilo Churrigueresco de la Arciprestal fue quemado en Guerra, y al igual que en otros pueblos, ostentaba la figura ecuestre de Santiago dando muerte al infiel, y debido a que encontré en el taller de Cerdán el molde-matriz de esta figura ecuestre de Santiago, con la distinción de una chapa identificativa (el arte católico-Obispo-Barcelona), hace pensar que las figuras de San Pedro y San Pablo más la ecuestre de Santiago vinieron de este lugar.

Conclusión final
Escribiste tu articulo, señora licenciada en Historia del Arte, pretendido descalificar mi trabajo de investigación y a mi persona, haciendo valer el dogma de influencia respetuoso que merece y bien ganado tu defendido cuñado, el insigne Antonio Navarro Santafé, pero al no utilizar la verdad, creo que desafortunadamente le has perjudicado, aun siendo él más inocente después de su muerte, de todo este entramado de oscurantismo familiar. A Navarro Santafé lo conocí, respeté y admiraré siempre. Pero los azares de mi investigación han desembocado en esta controversia de autoría que hay que aclarar. Isabel Mª, deberías aportar pruebas y documentos oficiales que corroboren y avalen la tan proclamada autoría de la que haces gala.

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