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Aviana en el Clot de Novelda y el Clot de la Sal

Una magnífica ruta, con unos paisajes inesperados y con una temperatura más propia de otoño que de invierno

Nuevamente es domingo y, a las ocho de la mañana, nos reunimos en el parque de los Salesianos desde donde saldremos hacia el Clot de Novelda, una ruta organizada por nuestro compañero José. Una vez todos reunidos, Bartolo explica a los conductores y conductoras la ruta, la salida de la autovía y el lugar donde se aparcarán los coches. Los 52 participantes iniciamos la jornada dispuestos a pasar un buen día.

Llegamos a nuestro punto de partida, el paraje Salinetes, aparcamos los coches y comenzamos la ascensión de una empinada y rocosa cuesta por la Sierra Bateig, entre las poblaciones de Elda, Petrer y Monóvar, donde también se encuentra la cantera del mismo nombre de donde se extrae piedra caliza y arenisca de diferentes tonalidades.

En lo alto de la sierra pudimos admirar la Senda de los Monolitos, trabajo realizado por un grupo de amigos jubilados aficionados al senderismo que ha acondicionado las sendas tradicionales, quedando balizadas a ambos lados con piedras que nos guían en nuestro recorrido. A lo largo de dichas sendas se han levantado pequeños monolitos y piedras planas en las que hay escritos poemas, refranes y citas históricas.

Como se iba haciendo hora, almorzamos en la ladera de la Sierra Bateig mirando a Monóvar. Una vez repuestas las fuerzas, continuamos caminando pasando junto a un refugio de canteros restaurado con piedra seca Bateig siguiendo el diseño original. También se pueden ver bloques de piedra de la cantera extendidos por el terreno. Desde allí divisamos el monte Sambo o Zambo, en el que existen yacimientos arqueológicos de época romana y morisca.

Al llegar abajo seguimos el recorrido por una rambla que discurre cercana a la autovía Madrid-Alicante. El agua, tanto en verano como en invierno, brota a 22 grados en su nacimiento y es extremadamente salada. La vegetación es escasa debido al alto grado de salinidad del terreno destacando las plantas holófitas (resistentes a suelos salinos). Es un paisaje muy curioso debido al color rojo de la arcilla salpicado por los brillos de la sal cristalizada que se asemeja a espejos. Este paraje es muy conocido por las balsas que se han construido para retener parte del agua de los manantiales y utilizarla para bañarse. Son los conocidos como “Clots”.

La primera balsa que encontramos es el “Clot Negre”, a continuación pasamos junto al “Clot Roig” y, en tercer lugar, “Los Chorros”. El suelo en torno a estos hoyos se encuentra cubierto de una gruesa costra de sal, entre la cual se forman pequeños riachuelos. En estas piscinas las personas aprovechan para untarse con arcilla como en un balneario natural y, posteriormente, se quitan los barros y la sal en los chorros situados junto a las balsas cuyas aguas son mucho menos salada. Desde allí se divisa el Castillo la Mola y el Santuario de Santa María Magdalena, de Novelda.

En nuestro recorrido, acompañados por el sonido del agua, cruzamos innumerables veces el barranco de Les Salinetes o Barranco de la Sal, y atravesamos puentes que pasan por debajo de la autovía, finalizando la ruta en el “Clot de la Sal” donde brota un gran caño de agua con la que puedes bañarte o situarte debajo para recibir el chorro directamente sobre tu cuerpo. Es una zona acondicionada como zona de descanso.

Hemos disfrutado de una magnífica ruta, con unos paisajes inesperados y con una temperatura más propia de otoño que de invierno, llegando a alcanzar, a lo largo de la mañana, los 21 grados centígrados. Y, lo más importante, con un el buen humor que caracteriza a los compañeros de AVIANA.

Por: Rosa Isabel Navarro

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