Aviana en la Torre del Aguiló, Villajoyosa
Entre Villajoyosa y la cala de Finestrat se encuentra un trozo de costa Alicantina que aún no ha sido devorada por el ladrillo en su totalidad, más concretamente desde la cala del Torres a la cala de Finestrat. La jornada de hoy nos invitaba a conocer este trozo de litoral.
Así 68 socios y amigos de Aviana nos desplazamos en autobús hasta la localidad de Villajoyosa, donde desde la playa de la Almadraba comenzaba nuestra ruta en dirección a la cala de Finestrat.
El trayecto después de pasar por la cala de los Estudiantes y por la cala del Torres nos llevó casi sin pausa hasta la torre de vigilancia del Aguiló (construida en 1535), ya que teníamos previsto allí nuestro almuerzo. La vistas desde dicho lugar son para enmarcar. Toda una panorámica de la cala de Finestrat, de Benidorm y su isla, de la sierra “Gelada”. Hacia el interior la imponente figura del Puig Campana y hacia el mar, el azul y el cielo.
Teníamos previsto una vuelta más tranquila, más sosegada, para ir contemplando el paisaje y aprovechar para hacer muchas fotos. Empezamos cresteando por la línea de costa hasta bajar a la coqueta y naturista cala “Racó del Conill”, para posteriormente llegar hasta la cala del Torres. En dicha cala se encuentra la mayor de las torres funerarias romanas de la península Ibérica, la torre de Hércules (siglo II), también llamada torre de San Josep, una gran y desconocida sorpresa para muchos de nosotros.
Ya de vuelta, en la playa de la Almadraba, era un buen día para tomar el último baño del verano y así lo hicieron 6 valientes socios de Aviana. Parece ser que una vez en el agua se estaba mejor dentro que fuera. Después de descansar y comer en esta hermosa playa tocaba volver a casa.
El día amenazaba caluroso pero conforme pasaba las horas, la temperatura se fue suavizando, quedando una mañana perfecta para la práctica del senderismo (13,5 Km.) por lo que pudimos disfrutar de una jornada completa y perfecta con el siempre buen ambiente que nos acompaña. Más imágenes en el blog de Aviana.
Por Mavi Pardo Luna y Mateo Hernández Mollá