Ay, querido Aureliano, lo que me gustaría responderte acerca de los argumentos que das para no participar en la Huelga del día 29. Lo que me gustaría ponerme a rebatir punto por punto cada uno de tus motivos. Y desde luego no sería una discusión estéril, sino que sería tan enconada, amigable y fecunda como cada una de las discusiones que cada vez menos, por desgracia, tenemos en los bares. El problema es que no es posible, que ya he escrito mi Vida de Perros y ahora nos encontramos en mis Días Felices. En cualquier caso te diré que yo sí he secundado (estoy secundando) la huelga.
Y eso pese a que no participara en la General de septiembre de 2010, y no porque aquella se enfrentara a un Gobierno socialista y esta lo haga frente a un Gobierno popular, de sobras sabes que no soy tan torpe. Ni creo que uno sea tan bueno, ni que otro sea peor. Tampoco me han convencido ni las posturas ni las palabras de los grupos sindicales, ni entonces ni ahora. De hecho, el único motivo que me ha llevado a secundar esta Huelga General ha sido la convocatoria que Democracia Real Ya ha realizado al respecto. Como Movimiento Apartidista y Asindicalista. Te lo digo de verdad. En serio. He esperado hasta el último momento, hasta que este grupo de gente con el que me siento comprometido, de personas involucradas, conscientes, comprometidas e informadas, ha/hemos determinado que es necesaria nuestra movilización contra unas medidas que nos resultan ajenas a nuestros problemas y necesidades. Porque, Aureliano, puedes tener razón en alguno de tus argumentos, pero en general esos argumentos pertenecen a un mundo que está por encima de las personas, por encima de nuestra realidad, de nuestro país; que pertenecen a un mundo que parece extraterrestre, ultrahumano. Y pese a que nuestras reivindicaciones parezcan no llegar a ningún sitio, verdaderamente se sostienen en la lógica de la realidad, del día a día, de la posibilidad de cada persona para hacer, transformar, el mundo.
Pero esta no es la temática de esta columna. Aquí lo oportuno sería hablar del acuerdo que la Asociación de Artistas Artekarana ha concretado con nuestro Ayuntamiento. Una resolución cuya repercusión nos afecta por partida doble: por un lado el grupo de artistas plásticos podrá realizar y mostrar sus trabajos a la ciudad (y más allá) y por otro los últimos viernes de mes. Algo que celebrar, Aureliano, te haga más o menos ilusión. Un vínculo, un compromiso, que promueve el movimiento en estos tiempos que podrán ser de crisis pero que no podemos permitir que se conviertan en ostracismo.
