Les aseguro que poca gente conocerán que tenga más ganas que yo de volver a ir al cine con cierta regularidad; pero la verdad es que, al margen del reestreno de Apocalypse Now, pocos motivos encuentro por el momento para desplazarme al cine más cercano. Así que he aprovechado estos primeros días de algo parecido a las vacaciones estivales para recluirme en la tranquilidad del hogar y dedicarme a ver una serie de documentales centrados en la vida y la obra de Ingmar Bergman que tenía pendientes desde hace un tiempo, todos ellos por cierto firmados por mujeres, y que paso de inmediato a comentarles por si fuese asunto de su interés. Si no es el caso, pueden abandonar la lectura de esta columna ya mismo y dedicarse a otros menesteres más frugales.
Que en 2018 se celebrase el centenario del nacimiento del cineasta sueco hizo que coincidieran los estrenos de dos documentales dedicados a su figura. El más oficial, por así decir, es Entendiendo a Ingmar Bergman. Esto se debe a que es un encargo realizado desde instancias oficiales a Margarethe von Trotta, admiradora confesa del director de El manantial de la doncella y considerada como una de sus discípulas más aventajadas. Aunque en un principio se mostró reacia a acometer el proyecto porque sentía que no se podía añadir nada que no se hubiera dicho ya sobre quien sería el protagonista del film, la realizadora alemana finalmente aceptó cuando le sugirieron que la suya debía ser una propuesta lo más personal y subjetiva posible; esto es, el retrato de un director visto por una colega de profesión. En efecto, la firmante de Las hermanas alemanas está muy presente durante toda la película, y es ella misma quien entrevista a diversos familiares y colaboradores de Bergman (como su hijo Daniel o su actriz y musa Liv Ullmann, ambos también realizadores por lo general a la sombra del maestro), así como a otros cineastas como Ruben Östlund, Olivier Assayas, Mia Hansen-Love o nuestro Carlos Saura. El resultado es un film interesante como introducción al universo de Bergman, pero que como la propia directora temía poco nuevo puede aportar a quienes ya se hayan acercado previamente al legado de este genio indiscutible del cine.
Mucho menos convencional y por ello bastante más interesante me resulta el otro documental estrenado aquel año, aunque venga de la mano de una realizadora mucho menos conocida que Von Trotta, como es el caso de Jane Magnusson (quien al parecer había codirigido otro film titulado Descubriendo a Bergman un lustro antes). Y es que Bergman. Su gran año dedica casi media hora más de metraje que el anterior a aspectos mucho más concretos y precisos del autor de El silencio, focalizando su atención en un momento muy concreto de su carrera: 1957. En aquel año, verdaderamente glorioso, Bergman fue capaz de estrenar dos de sus películas más aplaudidas a la vez que representativas de su cine (El séptimo sello y Fresas salvajes); rodó otras dos más que se estrenarían después; firmó un largometraje para televisión; y dirigió tres representaciones teatrales, dos de ellas consideradas como grandes superproducciones escénicas. Obviamente, el documental de Magnusson revela que el responsable de un esfuerzo tan titánico era lo que hoy en día se llama un workaholic o adicto al trabajo, y que por ello dejó de lado otras facetas de su vida (incluyendo su familia y sus amistades) en beneficio de su carrera profesional... y eso que aún tuvo tiempo de tener ocho hijos de cinco esposas distintas; además de una hija más con Liv Ullmann, a la sazón una de las muchas actrices habituales de su filmografía que se convirtieron en sus amantes. Este documental, por el que se dejan caer también tanto seguidores confesos como Jan Troell o Lars von Trier como realizadores tan apartados de su mundo como Barbra Streisand o John Landis, tampoco elude temas igual de espinosos o más: es el caso del fraude fiscal del que Bergman fue acusado, y que originó su airado abandono de Suecia a pesar de ser absuelto de todos los cargos; o sobre todo el retrato de un joven Bergman como simpatizante del ideario de Adolf Hitler, del que no renegaría hasta estar cerca de cumplir la treintena. Qué duda cabe de que algunos podrán acusar a este documental de sensacionalista; pero francamente, si renunciamos a un término medio, prefiero con mucho los acercamientos sensacionalistas a los hagiográficos.
Anterior a estos dos documentales, pues se estrenó en la televisión sueca en 2004, es la serie de tres episodios dirigida por Marie Nyreröd a partir de las conversaciones que mantuvo con Bergman durante su retiro voluntario pocos años antes del fallecimiento de este. La primera entrega, Bergman y el cine, analiza su filmografía desde sus inicios como guionista de Tortura hasta el estreno del telefilm Saraband, continuación tardía de la exitosa serie Secretos de un matrimonio y a la postre testamento fílmico de su autor; es en esta parte que nos enteramos de que considera a Persona y Gritos y susurros como sus dos mejores películas (aun estando de acuerdo me permito añadir Fanny y Alexander, su último trabajo estrenado en cines aunque cuente con una versión más larga -y magistral- para la pequeña pantalla). A continuación, Bergman y el teatro se centra en su labor como dramaturgo y director escénico, en un cometido que él mismo consideraba como la faceta principal de su carrera profesional aunque fuese consciente de que su fama internacional se la debía a sus películas. Finalmente, Bergman y la isla de Fårö es el más personal e intimista de los tres documentales, pues se centra en su vida privada más que en la profesional, y retrata los demonios interiores que siempre atormentaron al director y que tanto influyeron en la escritura de los libretos de sus filmes.
Si les interesan estos documentales, me consta que ahora mismo todos están disponibles en Filmin (ojo, que la serie de tres capítulos aparece recogida en su catálogo como Un siglo de Bergman). Pero yo, que no estoy suscrito a dicha plataforma, he recurrido a los DVD y blurays editados en el mercado digital español, pues tanto Entendiendo a Ingmar Bergman como Bergman. Su gran año están editados por A Contracorriente Films; mientras que la serie fue incluida por la editora Cameo en su volumen de la colección Initial Series dedicado a Bergman junto al montaje resumido para cines (que lleva por título La isla de Bergman) y la citada Saraband. De una forma u otra, sea como sea, si son ustedes de los que piensan que el cine, además de entretenimiento, es eso que llaman de forma merecida “séptimo arte”, no dejen de ver estas aproximaciones de no ficción a uno de los principales responsables de tan excelsa consideración.
Entendiendo a Ingmar Bergman y Bergman. Su gran año están editadas por A Contracorriente Films; Initial Series: Ingmar Bergman está editado por Cameo. Todos ellos están disponibles en Filmin.