Bibliothèque Infernale: catalogando al diablo desde Villena
El villenense Salva Pi es autor de la página más completa de la red sobre la representación de infiernos, demonios y diablos
Bibliothèque Infernale es el nombre que recibe la página de Facebook con la información más completa sobre infiernos, demonios y diablos, apocalipsis y el paraíso perdido en el arte de la Edad Media y el Renacimiento, además de los antiguos inframundos.
Más de 5.000 imágenes de iconografía infernal (cada una con su consiguiente explicación) generadas a través de los siglos y recopiladas minuciosamente por el villenense Salva Pi y sus fuentes, en un trabajo que trasciende fronteras: la página, realizada en inglés, cuenta con casi 115.000 seguidores, y algunas de sus publicaciones han alcanzado una audiencia de más de medio millón de personas de todo el mundo. Una difusión, admite, que “le sorprende, aunque no tiene mayor importancia”.
Discreto y poco amigo de la publicidad, hemos podido conocer algo más sobre la iniciativa de Salva Pi gracias al reportaje publicado por la revista catalana Meteora, que se ha hecho eco recientemente de tan inusual iniciativa.
Sin entrar en muchos detalles biográficos, Pi apunta que se “considera animalista, y en gran medida el origen de la Bibliothèque Infernale es la necesidad que siento de ajustar cuentas de algún modo con la especie humana, por la maldad, la indiferencia y la crueldad con la que tratamos al resto de seres vivos”.
Además, explica que la Bibliothèque Infernale nació hace 5 años como un hobbie: “crear una especie de gabinete de curiosidades que recoja lo más inusual de la ingente iconografía infernal de todas las culturas y épocas, bajo dos únicos principios que pueden resumirse a su vez en dos citas, una de Aubrey Beardsley (“Solo tengo un objetivo: lo grotesco. Si no soy grotesco, no soy nada”), y otra de Karl Kraus (“El diablo es optimista si cree que puede hacer peor al hombre”).
Arte religioso
En cualquier caso, explica, su colección “no es una galería satanista o blasfema, sino más bien una colección de arte religioso, si bien no exenta de frivolidad, humor y alguna pequeña intención sacrílega”.
Su trabajo, subraya, “tenía claro que debía ser riguroso”, por lo que la información y los textos que acompañan a las imágenes son certeros y muy bien documentados, y en cuanto a la elección del inglés, lo justifica por ser “la lengua franca de internet, un poco como el latín vulgar de los albores de la Edad Media”.