Cal y arena
Abandonad toda esperanza, salmo 59º
No se puede acertar siempre. Y es normal que los cineastas más reputados del cine contemporáneo también fallen de vez en cuando: véanse casos recientes como La Dalia Negra de Brian De Palma o Los fantasmas de Goya de Milos Forman, películas nada desdeñables pero lejos de los mejores logros de sus respectivos autores.
No obstante, la decepción más sangrante ha sido la de Woody Allen. Y es que aunque era de esperar que tras la maravillosa Match point su nuevo trabajo no estuviese a la altura de las expectativas, Scoop ha resultado ser una de las cintas más intrascendentes de su autor.
Que nadie se llame a engaño: Scoop no es una mala película. Allen siempre es garantía de un trabajo bien hecho; y en esta ocasión comienza de forma prometedora, con un periodista recién fallecido a bordo de una barca junto con otros difuntos, conducidos por la Muerte hacia el Más Allá. Así, el autor de Delitos y faltas arranca haciendo gala de una libertad narrativa como muy pocos autores (su admirado Federico Fellini aparte) se hayan atrevido a permitirse.
Pero el resultado final, aunque sea un producto ameno y cuente con estupendas réplicas marca de la casa, es una inane mezcla de comedia ligera como las del Hollywood de los años 40 con una inofensiva historia de suspense juvenil al estilo de Los Cinco de Enid Blyton. Y poco más.
En cambio, el caso de Martin Scorsese ha resultado ser todo lo contrario: después de la fallida El aviador, su nueva película vuelve a demostrar por qué es, simplemente, el mejor cineasta norteamericano del último cuarto de siglo.
Basándose en una cinta hongkonesa de acción, el firmante de Taxi driver realiza en Infiltrados un auténtico tratado sobre la mentira, a partir de un paralelismo entre un policía infiltrado en la mafia irlandesa de Boston y el pupilo del capo inmerso a su vez en el cuerpo de policía de la ciudad.
A partir de ahí, la película reflexiona sobre la capacidad de mentir al prójimo y de aparentar lo que no eres, valiéndose de un reparto espectacular en el que destacan un Leonardo di Caprio en su mejor trabajo y un Jack Nicholson que devora la pantalla cada vez que aparece en acción.
A ningún espectador se le escapará que Infiltrados es celuloide en estado puro, que concluye con los quince minutos finales más emocionantes jamás vistos, y que pone de manifiesto a un cineasta de sesenta años que rueda con la experiencia de su veteranía y su cinefilia pero con el atrevimiento y el vigor de un debutante que quiere dar lo mejor de sí en su primera película; un realizador sin el cual la cultura audiovisual del siglo XX (y lo que llevamos del XXI) no sería lo mismo. Como Woody Allen, aunque en Scoop no lo demuestre.
Scoop e Infiltrados se proyectan en cines de toda España.