Estación de Cercanías

Cambio de tercio

Y empieza la fiesta. Sí, lo ha leído bien, porque es ahora, cuando se dan por finalizadas las grandes, las de septiembre, cuando tocan a su fin los dichosos 100 días de gracia al Partido Popular, y qué mejor para comenzar a cuestionar actuaciones que hacerlo por aquellas que tenemos todavía frescas en el recuerdo, así que hablemos de toros, o mejor dicho, del ridículo espectáculo que las imposiciones, las prisas y las deudas nos dejaron el pasado 7 de septiembre.
Vaya por delante mi total convencimiento antitaurino, y como cada uno es libre de expresarse en la dirección que considere, yo lo haré desde éste sin ninguna duda. Aborrezco la mal llamada Fiesta nacional, y del mismo modo sería antigatuna o anti cualquier calificativo que se les pueda ocurrir tratándose de maltrato animal única y exclusivamente para disfrute del género humano sin ningún otro fin. Soy incapaz de poder apreciar arte en el toreo cuando todo se llena de sangre y he visto, porque para opinar hay que conocer, cómo un publico enfervorizado entra en una especie de éxtasis a medida que el reguero de sangre va en aumento al mismo ritmo que el olor a ella, y cuando contemplan cómo el animal es agujereado continuamente por picadores y espadas para acabar muriendo, con suerte, a la primera estocada, pues de lo contrario su muerte será mas agónica, y es en ese momento, entre gritos de ¡Ole!, ¡Ole!, cuando el astado llega a su fatídico final, cae a los pies del maestro y ellos alcanzan el clímax en este ritual de sangre al que, lamentablemente, en algún momento a alguien le colgó el atributo de “arte”, y es bajo este calificativo donde se cobijan peñas y organizadores para recibir dinero público y poder así llevarlo a cabo, y es algo que debemos de aceptar democráticamente por mucho que nos disguste.

Pero dejando aparte mis preferencias, lo que no puedo pasar por alto es el descarado trato de favor que la Peña Cultural Taurina Villenense ha recibido en detrimento de otras asociaciones con mayor número de asociados y una labor ciudadana más enriquecedora y meritoria. Y es esta peña totalmente partidista, pues, o estoy errando o agradecer pública e irónicamente la labor de una oposición no es labor de una peña, la que ha hecho su agosto en septiembre y se ha llevado 2 millones de la antiguas pesetas para ofrecer un monumental fiasco para pasmo de propios y extraños, como el que nos ofrecieron el pasado 7 de septiembre. Y ante tamaño desastre se despachan encabezando su comunicado con agradecimientos, dejando a los músicos y el trato recibido a la cola así como las explicaciones a su apresurada y mal gestionada organización, haciendo constar, a juzgar por sus palabras y el orden del comunicado, los verdaderos intereses que motivan a estos señores: política y dinero. Según ellos no se han vendido más entradas, y fue delicioso llenar la portátil de “aficionados” el día 7. ¿Llenaran la nueva el 7 de otro mes? La falta de espacio fue culpa de los vacíos inapreciables en la grada superior, pero nada dicen de la suciedad que el día 10 permanecía en los terrenos, calificando el obsceno espectáculo del montón de toros muertos como un detalle inconveniente. Y mientras tanto, Celia Lledó concede a esta peña, que “casualmente” tanto le ayudo en su campaña electoral, el dinero y la callada que otorga por respuesta, pidiendo únicamente disculpas al pueblo de Biar por una retreta sin mayor importancia, con un gran pase de pecho al desatino que se ha pagado desde lo público y deben explicar desde lo privado. Cuánta ilusión.

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