Carlos Beltrán, la única alternativa a Celia Lledó (Carta al director)
Cuando, hace cuatro años, Celia Lledó llegó al Ayuntamiento con una mayoría rotunda, la gente sus votantes y sus detractores decíamos que teníamos Celia Lledó para rato. Unos porque creían en ella o porque habían votado bajo la ilusión de la plaza de toros, y otros porque presentíamos que usaría el Ayuntamiento como ya había dejado entrever cuando se alió con las peñas taurinas, con malas artes, confundiendo a la población técnica ésta que da buenos resultados a los políticos populistas.
Lo que no podíamos prever era que su verdadera naturaleza saldría tan pronto a relucir, y con tanta fuerza que hasta crease una escisión en su propio partido, y en un grupo municipal que era la envidia del resto de grupos por su tamaño, claro.
Después de este desgobierno de casi cuatro años que ha dejado al Ayuntamiento en una situación lamentable y con una plaza de toros de uso limitado y por pagar, ya no se vibra ante ese nombre con que el ilusionista de la corte supo hechizarnos. Son muchas las personas de Villena que se arrepienten de haberle dado su voto y ahora encuentran el momento de rectificar. Pero ¡cuidado!, rectificar no votando es como votar al PP. Y bien que se encarga la derecha de difundir esa idea de que todos los partidos y todos los políticos son iguales: para que quienes no son sus votantes fieles, no voten a nadie. Porque el no votar siempre perjudica a la izquierda.
Disponemos de varias candidaturas en nuestra localidad: dos de izquierdas y cuatro de derechas. Es decir, tenemos donde elegir. Y por el encabezamiento de este artículo, ya saben que yo les voy a proponer la candidatura de Carlos Beltrán. Mis razones son que Carlos Beltrán representa un proyecto serio para la ciudad de Villena, y que la cohesión del equipo que lidera no es ficticia, y sé que no lo es porque se ha formado tras una ruptura interna, después de valorar qué persona era mejor para dirigir el Partido Socialista y para ser candidato a la Alcaldía. El modo en que Beltrán ha gestionado esa crisis, sin autoritarismo, sin agresividad, con respeto, diálogo y autoridad, ha dejado ver un candidato válido, óptimo diría, que no aparenta su fuerza porque no es de fuerzas aparentes, sino de esa fuerza que tienen los que se ganan el respeto con humildad.
Carlos Beltrán, con naturalidad, sin artificios, es una persona coherente, es honesto y sincero, es tranquilo en cuanto a sereno pero inquieto en cuanto a constante, y es reflexivo. Pero no se puede ser reflexivo si se es parlanchín, si no se sabe escuchar: y Beltrán sabe escuchar, es más, le gusta escuchar, le gusta tener en cuenta a la gente, va en su forma de ser. Tal vez porque es tímido. Beltrán es dialogante y claro, por eso resulta cercano cuando traspasa ese velo que supone su timidez. Y entonces se crece; cuando se trata de transmitir lo que defiende, lo que cree conveniente para Villena, su timidez se desvanece y vemos a un magnífico representante de los ciudadanos.
Porque es como es, su grupo está unido. Pero no crean que de ese modo eufórico que envuelve a otras candidaturas. Está unido porque Beltrán sabe hacer sentirse importante a cada uno de ellos, porque los tiene en cuenta como personas. Porque a Carlos Beltrán le interesan las personas. Y su grupo está formado por personas normales, muchos de ellos con estudios, pero sencillos, gente normal de Villena, gente realista, entusiasta, que tiene ideología y principios. Esos principios de la izquierda que se asientan en una ética profunda.
Carlos Beltrán es la mejor opción para Villena. Tiene experiencia en la política municipal, memoria de los hechos fundamentales que han acaecido en nuestra ciudad desde la llegada de la Democracia, y conocimiento de las necesidades de Villena. Auna la reciente historia y el futuro, y los encara con ilusión, con sensatez, con la frescura que da la honradez, y desde un Partido fuerte, el Partido que ha impulsado la modernidad porque cree en los derechos de los ciudadanos.
Carlos Beltrán es el mejor Alcalde para Villena, porque garantiza el progreso y la convivencia. Con él ganamos todos.