Los tiempos avanzan que es una barbaridad. Y la prueba más actual la tenemos en nuestra ciudad. Las obras del AVE progresan a buen ritmo. Lo podemos comprobar en varios lugares de nuestro término municipal, sobre todo, en la ermita de San Bartolomé, lugar donde el Grupo de Carniceros de Villena ha puesto todo su esfuerzo para la rehabilitación de esta ermita que acoge a su Patrón.
Desde hace años el Grupo de Carniceros ha trabajado duramente para reconstruir la ermita de S. Bartolomé. Muchos han sido los esfuerzos, sobre todo económicos, que este grupo de profesionales ha realizado para que este emblemático lugar estuviese lo más decente posible, pues tanto la Romería que trae a la Virgen de las Virtudes pocos días antes de fiestas como la celebración del día del Patrón acogen a multitud de personas que se desplazan a este lugar.
En el verano de 2005, las insistentes peticiones de los carniceros lograron que el ayuntamiento construyese una fuente, con agua potable, en aquel lugar. Fuente que ha sido visitada en innumerables ocasiones por los caminantes que cada domingo se desplazan, por el Camino viejo, a Las Virtudes. Al mismo tiempo se preparó una pequeña pinada en la cual se colocaron bancos y se habilitaron farolas para dar más realce a la ermita, pinada en la que se ha realizado la misa de campaña los días en que se ha celebrado el almuerzo de San Bartolomé.
Pues bien, los tiempos que tanto avanzan se han cargado este lugar, ¡y de qué manera! La fuente ha desaparecido como si David Copperfield hubiese realizado alguno de sus trucos y los pequeños pinos han sido cortados (imagínese que usted tiene que cortar alguno de ellos en su campo, ¿que pasaría?). Y en lugar de la fuente y de los pinos, el progreso nos ha colocado un muro que mira de reojo a la ermita, como diciendo ¡de la que te has librado, pequeña! Y, en cuanto a los pinos, aún recuerdo en la calle Esteban Barbado cuando alguien cortó tres de ellos, ¡hasta el juzgado está por en medio!
Len invito a que personalmente visiten este lugar, pues ni estas letras, ni tan siquiera las fotografías que acompañan el artículo, explican con claridad la carnicería que se ha hecho en la ermita de San Bartolomé.
