Carta a las conciencias dormidas
Queridas conciencias dormidas: Permitidnos que hoy, cuando todas las misivas se dirigen a SS.MM. los RR.MM. de Oriente, o de Occidente tanto da, la nuestra se dirija a vosotras que reposáis aletargadas bajo la inercia del conformismo. ¿Qué necesitáis para despertar? ¿Qué como dijo Bertolt Bretch ya se los hayan llevado a todos y no quede nadie a quien recurrir?
Ya, seguro que alguien entreabrirá los ojos y dirá que es una exageración, que aquí no se llevan a nadie, que son otros tiempos, pero quien así piense ¿lo puede asegurar? ¿Acaso cree que con votar cada cuatro años es suficiente para cambiar algo? O lo que es peor, que diga: esto no hay quien lo cambie. Y se quede en casa tranquilamente a ver qué pasa.
Con el estómago lleno y ante el televisor, estupefactas o divertidas contempláis el circo protagonizado por políticos corruptos, profesionales que se enriquecen a costa de los pobres de todo el mundo y casi parece que esto es lo que se debe hacer: explotarlo todo, arrasarlo todo y cuanta más cara dura se tenga y más encumbrado se esté, mejor, y mientras tanto las cárceles llenas de delincuentes que comparados con éstos son ovejitas. Si estamos esperando que baje Dios del cielo a solucionarlo, podemos esperar sentadas, ya que cualquiera que se encuentre más o menos acomodada se sienta a disfrutar del circo, a ver hasta donde alcanza la cara dura de los poderosos
Queridas conciencias dormidas ¡despertad! Como dijo Stéphane Hessel, despertad, indignaos si aún no lo estáis y comprometeos, pues en la sociedad, lo queramos o no, todo cambia, pero puede hacerlo para mejor o para peor, depende del rumbo que consigamos marcar, depende de si elegimos ser actoras o espectadoras en esta vida que nos ha tocado vivir, pues como dijo Albert Einstein: La vida es muy peligrosa, no por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.