Cartas al Director

Carta al director: “Patxi, el vasco”

En fechas atrás, la concejala del Ayuntamiento de Villena Celia Lledó Rico publicó una carta en la que, entre otras lindezas, mencionaba el nombre del actual Alcalde con el de Patxi, afirmando que al propio Alcalde “así es como le gusta que le llamen”. Dejando, por ahora, al margen otros comentarios de la sra. Lledó, conviene centrarse en lo que ella misma subraya: “…de aspecto humilde pero arrogante en los gestos, villenense pero con nombre vasco…”.
Lo voy a repetir “…villenense pero con nombre vasco…”. Ruego al lector o lectora que se fije mucho en los puntos suspensivos que vienen a continuación de vasco. Quizás en un alarde de finura literaria la sra. Concejala piense que ha descubierto la sopa de ajo, pero no, el truco es bastante burdo, porque todo el mundo se ha percatado que con la expresión “vasco”, inmediatamente, en nuestra mente se va a dibujar el tipo vasco-separatista-Bildu-kale borroka-ETA-terrorista. En absoluto está en el ánimo de la redactora de la carta el asociar lo vasco con nobleza o partidor de troncos o levantador de bolas de piedra o de promotores industriales o financieros…, no. Por tanto hay que concluir que el mensaje es el de intentar crear el estado de ánimo en la población de que su máximo regidor es, poco menos, un impostor, que llamándose Francisco Javier se retrata como Patxi.

En la nueva configuración del Ayuntamiento de Villena es notorio que los miembros del Partido Popular han quedado algo sonados en este improvisado ring. De una mayoría absoluta han pasado a la oposición, y esto es algo difícil de digerir, lo cual lleva a algún miembro eminente de la actual composición del PP a incurrir en descalificaciones que, cual boomerang, se vuelven en contra del lanzador (lanzadora). En el poco tiempo que llevamos de esta nueva legislatura ha quedado claro que la táctica de la oposición va a ser dirigir sus torpedos a las posibles contradicciones o tensiones que pueda surgir en la acción de gobierno de la Coalición, la verdadera línea de flotación. Y ya hemos visto el primer misil: la corrida del próximo 7 de septiembre. Es realmente preocupante por no decir indignante que, como muchas personas han manifestado ya desde diferentes foros, el asunto de la corrida-plaza de toros-toros sí-toros no-corrales-acústica… sea el pan nuestro de cada día. Esta ciudad genera otros acontecimientos que pasan desapercibidos y que son mucho más importantes para la vida cotidiana. Mientras estamos averiguando si son galgos o podencos tenemos que saber que los perros vendrán y nos cogerán.

Me rebelo ante tamaño despropósito, cuando lo que realmente nos preocupa es la carestía de la vida, el paro, los recortes salariales y pensiones, el atraco a mano armada que supone la telefonía móvil, el despilfarro de recursos en manos de políticos absolutamente envilecidos por el afán de notoriedad y acopio de dinero, el acoso de los especuladores y demás ralea que nos condenan al sobresalto diario, la miseria humana en que convierten los ladrones de toda laya a la población que no tiene nada que ofrecer (petróleo, oro, diamantes…), el pasmo que nos produce el que las Cajas de Ahorro hayan sido privatizadas ante nuestras narices y no pase nada de nada, cómo hemos ido al socorro de los bancos para que estos mismos nos vuelvan a machacar, el precio de la gasolina que nunca baja, los impuestos que mayoritariamente paga toda la ciudadanía siendo los ricos los favorecidos en este reparto, el acoso y derribo de las conquistas sociales conseguidas en épocas de luchas y sufrimiento… En fin, todo un rosario de denuncias que, increíblemente, una población de treinta y cinco mil habitantes parece despreciar para centrarse en: corrida sí-corrida no.

Sé perfectamente que la famosa Plaza ha costado un dineral y que hay que darle actividad. Sé muy bien que este nuevo Equipo de Gobierno tiene que gestionar una crisis que nos golpea con brutalidad y que las arcas del Consistorio están vacías cuando no con telarañas. Sé demasiado que las llamadas “piedras venerables” han sido explotadas hasta la saciedad para tocar la fibra sensible del pasado. Todo eso lo sabemos en Villena. ¡Basta ya! Un poco más de altura en las cartas y un poco menos de vulgaridad.

Las fiestas se acercan y las neuronas se relajan, y ello es bueno. Pero no hasta el punto de confundir el grano con la paja. El grano es la realidad, cruda o cocinada. Lo otro son clarines.

Patxi, amigo. Nos vemos.

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