Estación de Cercanías

Carta al partido que voté

Sé que bajo tu cúpula son las personas y sus personalidades las que hablan en tu nombre, actúan por ti y te llenan o vacían. También soy consciente del trabajo que se desarrolla, del tiempo libre que algunos que no viven de ti y de la defensa de tus idearios te dedican por querencia, simpatía o empatía con tu color y tus siglas. Pero, de igual modo, estoy convencida, después de darle muchas vueltas, de que nosotros, tus pasados votantes, dudosos en presente, tenemos algo que decir, aun ajenos a tu trayectoria diaria, porque sin nosotros, aquellos que un día vimos una papeleta con tu nombre y la introdujimos en una urna, ya no como un acto de derecho constitucional que nos ampara, sino como una comunión convencida con lo que en tu nombre nos ofrecen, somos los que te pasamos delante o detrás de la fila.

Hoy estoy entristecida a la vez que enojada. Estoy decepcionada contigo, y sobre todo con los que te dirigen, con aquellos hombres y mujeres que han tomado la decisión de recoger el testigo del Partido Popular y dinamitar desde dentro la imagen que de ti esperaba. Posiblemente sean ellos los destinatarios de estas letras, que seguramente pasarán sin pena ni gloria por sus ojos sin recalar mas allá de lo incómodo de leer su propia historia, pero como bajo tus siglas pidieron mi voto y bajo tus colores hicieron el llamamiento ciudadano, es a ti a quien me dirijo. No voy a cuestionar la figura de tu secretario local, ni tampoco la de quién va a ser tu voz en nuestro ayuntamiento a partir de ahora, pues sería una injusta opinión que no se atiene al importante criterio de comparación que apunta a ser el fondo de este asunto. Tampoco entraré en valoraciones personales que por ser personales son privadas, tan privadas e internas como lo deberían de haber sido en tu casa, la del pueblo, y haber quedado allí sin mayor repercusión mediática, pues aquellos a los que presuponían otra actitud y proceder en estos quehaceres domésticos, inevitables en cualquier familia, al tiempo que convenientes para la salud de la misma, han dicho digo donde diego, y por mucho que quieran investirlo con los derechos que tu reglamento les concede, han actuado con mecanismos de normas desoyendo a tu asamblea, te han dividido tras el bocado, creando un boquete que con la asamblea partida y tu dirección en las manos heridas, puede supurar en pocos días.

Pero ya es tarde para lamentaciones de simple votante. La decisión está tomada, ha sido consumada y de nuevo nos vemos salpicados con otra tormenta política que colma, más si cabe, el saco de despropósitos y desplantes personales que están coronando de gloria a esta legislatura digna de ser recordada por esperpéntica y desastrosa. Dicen los inspiradores de esta maniobra que ha sido un movimiento meditado durante tiempo, reflexión que no les inhibe del error, pues se puede meditar largamente una decisión equivocada, descontextualizada o a destiempo, como creo sincera y personalmente que ha sido esta.

Esperaba de ti otro talante. Esperaba de ti otro estilo. Esperaba del partido al que voté la diferencia. Esa diferencia que representase a un grupo homogéneo y unido, frente a la separación del contrario que tan devastadora ha sido, distinción con clase que no tomase de nuevo como escenario para pruebas y experimentos el Muy Ilustre Ayuntamiento. Estratégica jugada que con un final por definir y una bicefalia complicada de unificar, hace temblar tus cimientos y aumenta la incertidumbre de quienes, como yo, dudamos de este golpe de efecto propinado por una democrática minoría.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba