Verdes

Carta del Grupo Verde: “¿Desmoches…? No, gracias”.

Hemos sabido siempre que los árboles son seres vivos aunque las últimas actuaciones de la Concejalía de Calidad Ambiental parecen olvidarlo. En agosto nos sorprendieron con una tala todavía no justificada, ahora aparecen con una poda exagerada, un "desmoche" que, lejos de beneficiar la calidad de vida en la ciudad, crea escasez de masa verde y de sombra.
Miremos la Calle Miguel Hernández. Frondosidad de arboleda, ramas plenas y vivas. En unas pocas horas todo queda casi desértico. Las imágenes están ahí y muestran sin palabras lo que han hecho unas manos en la motosierra. Hay argumentos estéticos, ideológicos, humanos, sanitarios para ir en contra del desmoche. Una calle protegida por la sombra de los árboles será siempre más sana para quienes la pasean por la calidad del aire que se respira y por la protección al sol que nos ofrece.

La poda indiscriminada de los árboles dejando muñones incapaces de proteger el árbol que llega a eliminar casi el 100 % de la copa del árbol es lo que comúnmente se conoce como desmoche. Eso no es cualquier cosa. Pronto el árbol entrará en su época de letargo pero las temperaturas que nos acompañan todavía no lo propician, las hojas "fábricas del alimento" aun le son necesarias y sin ellas éste puede pasar hambre temporalmente. Ante esta dramática poda el árbol necesita producir una nueva generación de hojas y activar las yemas latentes, por pura supervivencia. Si un árbol no tiene las suficientes reservas energéticas para eso, se debilitará y puede incluso morir.

Las heridas abiertas exponen el duramen del árbol a ataques de microbios y lejos de sanear el árbol pueden provocarse infecciones. Los cortes realizados crean muñones con heridas que el árbol pudiera no ser capaz de cerrar. Por pura supervivencia el árbol va a producir brotes múltiples debajo de cada corte de desmoche lo que causa un gran desgaste. Los nuevos brotes no van a estar anclados en los tejidos de madera de las ramas sino en las capas más superficiales. En primavera crecerá alto y rápido y con tendencia a romperse. Si un objetivo del desmoche podía pensarse que era reducir la altura del árbol o frenar su crecimiento lo que estamos haciendo es acelerarlo y hacerlo menos seguro, pues es más proclive a quebrarse.

Los desmoches dejan garrones feos y destruyen la forma natural del árbol. Sin las hojas (hasta cinco meses al año en nuestro clima) un árbol desmochado se ve desfigurado y mutilado. Pero cuando tenga las hojas será sólo una bola de follaje perdiendo su gracia arbórea particular, nunca cobrará por completo su forma natural y necesitará años para lucir de nuevo un buen porte.

Por la salud, la apariencia o la seguridad de unos árboles podemos valorar, si acaso, qué tipo de poda hacer; pero el desmoche..., no gracias. Exige gran mantenimiento y se considera una práctica de poda inaceptable, cualquier daño provocado por la falla de una rama de un árbol desmochado puede llevar a un veredicto de negligencia en los tribunales.

No sabemos con qué criterio la concejala responsable lo ha autorizado. Creer que defender la vida es importante, que respetar la naturaleza es una exigencia de toda la ciudadanía y un deber de los políticos, es algo que echamos de menos en las actuaciones de la Concejalía de Calidad Ambiental.

El desmoche no es sólo un error técnico, es una decisión política.

Fdo: Catalina Hernández Martínez y Fco. Javier Esquembre Menor
Concejales grupo municipal Verde

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