Castigado sin columna
La pasada semana asistí la típica comida de empresa que se celebra llegado el fin de año. En esta ocasión celebrábamos la comida y, aunque tarde, el primer año de la presente publicación. Y pese a que mi comportamiento, pensaba, fue el más correcto, parece que esta semana también me he quedado sin mi Vida de Perros. No por insultar al personal, ni contestar mal a los jefes, of course, más bien por motivos que no vienen al caso. Pero no brinden todavía, pues quedan muchas más vidas de perro en la cartera.
Al caso de la comida viene la pregunta de don Ranea acerca de mi conocimiento de las personas que escriben bajo seudónimo. Por supuesto, contesto yo, imaginando por un momento que a tales comidas asistimos tal que una logia tipo Eyes Wide Shut, con capuchas y máscaras. Ni mucho menos, aunque algunos/as les gustaría
Es natural que quienes trabajamos en la casa nos conozcamos, y también lo es el escribir bajo otros nombres, algo utilizado desde tiempos inmemoriales, por decir algo. Del mismo modo también es de obligación ética respetar a quienes lo hacen. Los motivos de cada cual los desconozco, en cierta medida, aunque me constan variopintos y en muchos casos acertados o lógicos. Allá cada cual con sus manías, lo que nos queda son las palabras y opiniones que son lo que venimos a buscar en esos espacios a fin de cuentas. Y acerca de la comida, pues sólo decirles que nadie tragó más vino del que le cupo en el cuerpo, cosa que no resta terror al asunto, pero que la educación (también la vial) y el comportamiento fueron correctos hasta donde no lo fueron, pues no sólo de bromas y guiños columnísticos íbamos a vivir, y hasta yo tuve que defenderme de unos cuantos comentarios en los que se me llamaba bueno y también malo.
En tanto, Trapatiestas realizó su espectáculo y se estrenaron las exposiciones de San Antón y del Túnel, con Rafa Hernández como invitado. También se ha presentado el libro de la señora Rodenas y se puso en marcha la campaña Las Horas del Cuento así como la exposición fotográfica de la Concejalía de Bienestar
Una marabunta de actos que casi escapan a nuestras posibilidades (y a nuestro entendimiento). Entre ellas situar en el plano negativo la presentación de la revista Villena, ayer jueves, que con una semana de retraso sobre el anuncio y la previsión, vino a solapar la presentación del libro de Andrés Ferrándiz Domene en el Quo; y en el lado positivo, el frenazo que dio el señor Montilla, con derrape incluido, al tomar la decisión de aplazar la presentación de su Rincones, que se venía a realizar el mismo día.