Sociedad

Católicos y vida pública

Europa, en este momento, ha de afrontar asuntos complejos de la mayor importancia, como el crecimiento y el desarrollo de la integración europea, una definición cada vez más precisa de la política de vecindad en el seno de la Unión, el debate sobre su modelo social, valores que soslaya y que le identifican con sus raíces cristianas…
Estos días he tenido en mis manos el discurso que Benedicto XVI dirigió a un grupo de parlamentarios europeos reunidos en un Congreso en Roma hace meses, en que abordaba cuestiones importantes, e incluso de auténtico sentido común. Europa no puede dejar de imprimir una orientación segura a las opciones de sus ciudadanos y pueblos, reforzando su conciencia de pertenecer a una civilización común y que alimente el compromiso de todos por afrontar los graves e ineludibles desafíos del presente con vistas a un futuro mejor.

Es palpable que en los últimos años a muchos ciudadanos europeos vienen faltando criterios éticos que construyan un modelo social que responda adecuadamente a las demandas de una economía ya globalizada y a los serios cambios demográficos, asegurando crecimiento y empleo, protección a la familia, igualdad de oportunidades en la educación de los jóvenes y atención a los pobres.

Si se prima una cultura, bastante extendida hoy en Europa, que relega a la esfera privada y subjetiva la manifestación de las propias convicciones religiosas cristianas, no es de extrañar el avance del individualismo y del disfrute personal que olvida aspectos como la solidaridad y el bien común, creando una sociedad desmotivada y sin “alma”. Puede ser considerado un signo de inmadurez, cuando no de debilidad oponerse o ignorar la rica tradición y cultura gestada por la herencia cristiana en Europa, en vez de dialogar con ella. En este contexto, hay que reconocer que cierta intransigencia laicista se demuestra enemiga de la tolerancia y de una sana visión laica del Estado y de la sociedad.

En lo que directamente afecta a la Iglesia Católica, sus intervenciones en la vida pública se centran en la protección y la promoción de la dignidad de la persona y por ello presta particular atención a algunos principios que, en palabras del papa actual, son innegociables. El Papa Ratzinger deja claro que estos principios innegociables, aunque no son verdades de fe, no necesitan serlo para su obligada implantación y cumplimiento por parte de los ciudadanos, sean o no católicos, pues “están inscritos en la naturaleza humana, y por lo tanto son comunes a toda la humanidad”: la protección de la vida en todas sus fases, el reconocimiento y la promoción de la estructura natural de la familia, y la protección del derecho de los padres a educar a sus hijos.

Esta reflexión se hace especialmente clarificadora y útil a los españoles, cuando en el solar patrio se proclama que la política y la vida pública no se rigen por convicciones religiosas ni la ciencia puede frenar su avance por planteamientos morales. En el fondo de esta postura está, “una cultura que ahora se ha difundido en Europa y que relega a la esfera privada y subjetiva la manifestación de las propias convicciones religiosas y morales. Para superarla no cabe hacer otra cosa que un activo ejercicio de ciudadanía, implicándose cada vez más en la vida pública a todos los niveles: desde las asociaciones de vecinos y culturales hasta la representación política, con personal responsabilidad y coherencia a la propia conciencia.

Precisamente, para abordar y dialogar sobre éstas y otras cuestiones que afectan a los ciudadanos, y que los católicos no podemos ni debemos soslayar, como si no fueran con nosotros, se han organizado las III Jornadas de “Católicos y Vida Pública”, a celebrar en Alicante la tarde del 17 y la mañana del 18 del presente mes de octubre.

Estas III Jornadas se inspiran en los “Desafíos de la Sociedad”. La entrada y participación es libre, celebrándose en el Auditorio CAM, calle Isabel la Católica, 7, de Alicante. Quienes estén interesados en participar podrán utilizar un bus que la organización pone a su disposición gratuitamente.. En archivo adjunto se puede ver el Contenido del Programa de estas III Jornadas “Católicos y Vida Pública”.

José Abellán.
Párroco de Santa Ana (Elda).
Vicario Episcopal Zona IV. Diócesis de Orihuela.

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