Chasco sobre chasco
Quien más puso, más perdió. Pero quién renuncia a ilusionarse. Aunque la vida nos torne incrédulos, uno quiere lo mejor para su pueblo. Y confía en que algún día disfrutaremos de un servicio de cercanías que nos comunique con la capital con una frecuencia razonable. Y visualiza el momento de la inauguración del Museo de la Ciudad como algo próximo. Hasta que dan las doce, la carroza se convierte en calabaza. Y el chasco te hunde en la miseria.
El alcalde Vicente Rodes Amorós impulsó el proyecto y el alcalde Francisco Javier Esquembre Menor debía inaugurarlo. Que veinte años no son nada. Que veinte años es un quinto de siglo. Pero ni por esas. Llegarán las elecciones municipales y autonómicas de 2019 y la Electro Harinera seguirá en su sitio. Esperando que las administraciones se pongan de acuerdo sobre las aportaciones, las licitaciones, sus competencias. ¿Y cuándo nos tomaremos un café en la terraza del edificio, en el jardín con vistas al paseo Chapí y a la playa de vías, tal y como lo proyectaron los arquitectos José Miguel Esquembre y Julián Lagullón, y con todas las plantas del Museo de la Ciudad funcionando a pleno rendimiento? No lo sabemos. No lo sabe nadie. Tenemos la ilusión de que se lleve a cabo. Pero ninguna certeza, ninguna fecha en la que confiar.
Lo de los trenes de cercanías con Alicante es una tropelía. Anunciaron que tendríamos hasta diez servicios diarios. No nos informaron de frecuencias, ni de paradas, ni de horarios. Eso llegaría al mismo tiempo que el verano que ahora nos achicharra. Pero Una vez más nos han engañado. Nadie sabe nada. Y no contamos ni con la más mínima certeza de que sea una realidad en el futuro. Chasco sobre chasco.