Cultura

Comienza la Fiesta Municipal

Tal y como resulta el concierto de presentación del Festival Aupa Lumbreiras, llega a nuestra ciudad la polémica sobre la novillada del primero de mayo (anticipando la tediosa disputa prevista una vez más para los meses de verano sobre la corrida del día siete de septiembre).
Tengo que escribir, antes de que se me olvide, lo primero que se me ha venido a la mente una vez que escuché la intención de la concejala de Cultura y Fiestas Isabel Micó de demandar a la Peña Taurina por lanzar contra ella “expresiones sexistas”. El asunto hacía referencia a la expresión “bajada de falda” utilizada en su discurso por el portavoz de la peña citada.

Me perdonarán ustedes, queridas personas, si soy más semiótico o simbólico que literal, pero mi primera impresión ante tal expresión fue de desconcierto. Ya que tomando como raíz la “bajada de pantalones”, me parecía más apropiada la adaptación de “subida de faldas” (igual de sexista en cualquier caso). Pero no tomemos el camino de la catalogación de sexos por el uso de una u otra prenda. Pensemos, por ejemplo, que la expresión utilizada en la rueda de prensa –“bajada de falda”– hubiera sido pensada y consensuada precisamente para evitar lo que precisamente ha suscitado: un ataque sexista; que adecuándose (erróneamente, sí, vale) al uso del lenguaje no sexista, hubieran decidido expresarse de tal modo.

En cualquier caso, ahora sí entrando en materia, hemos de reconocer que el tema da para unos cuantos millares de palabras cada vez que se presenta. De acá y de acullá. Y al final, como cualquier otro asunto, acaba encontrando la horma de su zapato: la burocracia administrativa. La burocracia, ese instrumento que ha desarrollado la humanidad para hacer todo más difícil, tanto como para acabar con las fuerzas de cualquier persona y de por supuesto cualquier propuesta de una asociación. La burocracia, perfeccionada hoy día con la excusa de hacer más transparente todo proceso, va consiguiendo ser tan transparente para que acabes estampando tu cara una y otra vez contra el transparente cristal.

No voy a entrar en (más) polémicas, cada cual que aguante su vela. Desde mi pequeña porción, mi pequeña y legítima voz, diré que me parece estupendo que no se maltraten, torturen, ni asesinen animales para regocijo del público (por masivo que sea). Y diré que la causa es justa y que me parecen justas cuantas medidas –impedimentos– legales se utilicen para conseguir dicha noble causa. De igual modo, anticipándome a lo inevitable, diré que nadie ignoramos la postura que el grupo mayoritario en nuestro gobierno mantiene al respecto, y si lo nombro es porque este verano volveremos a vivir un año más el juego con el que desde la oposición buscará contradicciones en la postura oficial referidas al asunto taurino. Un entretenimiento que seguirá buscando objetivos tan alejados de los intereses de Villena como de la Peña Taurina.

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