Testimonios dados en situaciones inestables

Como confetis en los árboles sin hojas después de las fiestas patronales

Llegó en un momento en que necesitaba saberlo [SSSFFFFF], ya que llevaba toda la vida oyéndoselo decir a todo el mundo [FFFSSSSS], y me sentía confundido ante la perspectiva de que toda la riqueza que había conseguido [SSSFFFFF] gracias a mi empresa de fabricación de prótesis humanas [FFFSSSSS] solo estuviera proporcionándome una engañosa imagen de lo que yo era [SSSFFFFF].
Porque si toda la gente no hacía más que repetir que la verdad de lo que uno es está en el interior [FFFSSSSS] y que la superficie solo es una triste máscara ilusoria [SSSFFFFF], yo no había visto nunca ese transcendente interior mío [FFFSSSSS]. Entonces, ¿qué sabía yo realmente de mí, de mi más profundo ser? [SSSFFFFF] Nada. Mi interior era una sima oscura, que maquiavélicamente parecía estar al alcance de la mano [FFFSSSSS], apenas a unos centímetros hacia dentro [SSSFFFFF], pero a la que no podía descender para encontrar mi verdad [FFFSSSSS]. Y cuando ya no pude soportar más la vacía locura de esta duda [SSSFFFFF], hablé con mis médicos y les pedía que lo intentaran [FFFSSSSS]. Les llevó años preparar el plan adecuado [SSSFFFFF], y a mí me costó una fortuna en la más vanguardista tecnología médica [FFFSSSSS], pero hace unos meses todo estuvo preparado [SSSFFFFF]. Después de los necesarios y exhaustivos estudios previos [FFFSSSSS], entré en el quirófano a las ocho de la mañana de un lunes [SSSFFFFF], y salí diez días más tarde convertido en esto que ve [FFFSSSSS]. Sí, sin duda fue un hito de la medicina [SSSFFFFF]. Primero me extrajeron el sistema excretor y lo colocaron [FFFSSSSS] en su percha específica contigua a la mesa de operaciones [SSSFFFFF]. Después les tocó el turno a los sistemas reproductor, respiratorio y digestivo [FFFSSSSS], que también ocuparon las perchas designadas y diseñadas para ellos [SSSFFFFF]. Gracias a complejos sistemas de tubos que me incorporaron con maestría [FFFSSSSS], los órganos podían funcionar con normalidad [SSSFFFFF], mientras los médicos ahondaban más y más en mí [FFFSSSSS]. El turno del sistema nervioso, cerebro incluido [SSSFFFFF], y circulatorio, corazón incluido, fue toda una obra de arte [FFFSSSSS]. Metros y metros de finos y húmedos conductos fueron dispuestos en perchas de centenares de brazos [SSSFFFFF], como confetis en los árboles sin hojas de la plaza de un pueblo después de las fiestas patronales [FFFSSSSS], coronadas por sus órganos principales a modo de míticos trofeos [SSSFFFFF]. Finalmente llegó la extirpación muscular y ósea [FFFSSSSS] y la reversión de la piel en toda su extensión, lo que acabó por proporcionarme esta imagen [SSSFFFFF] de animal desollado y listo para secar [FFFSSSSS], rodeado de todo su interior a modo de barroco manto regio [SSSFFFFF]. Sí, me lo sacaron todo, y les exigí que miraran [FFFSSSSS] cada centímetro de carne o de hueco durante horas en busca de mi verdad [SSSFFFFF], pero no encontraron nada. ¿Se da cuenta? Nada [FFFSSSSS]. Pero aquí sigo, conectado a la máquina de respiración asistida y atento [SSSFFFFF]. No he querido que mis médicos volvieran a colocarlo todo [FFFSSSSS], porque todavía tengo la esperanza de que mi verdad [SSSFFFFF] se encuentre en algún minúsculo pliegue o surco que nos haya pasado inadvertido [FFFSSSSS], y que en cualquier momento aparezca vigorosa y conmovedoramente [SSSFFFFF] e ilumine todo mi ser como un amanecer cegador [FFFSSSSS].

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